INTRODUCCIÓN*
“El camino es ser santos para ser misioneros y ser
misioneros para ser santos” Anónimo
El tema elegido en este trabajo parte de la experiencia de
vida como miembros de la Iglesia tratando de vivir ese mandato dado por el
mismo Jesús en el momento de su partida hacia la casa de Padre, mandato que hoy
se conoce con el nombre de Misión Ad Gentes y que la Iglesia consciente de su vocación invita constantemente para que se viva.
Los evangelios presentan a Jesús como enviado por el Espíritu Santo,
“El Espíritu del Señor sobre mi, porque me ha ungido para anunciar a los pobres la Buena Noticia,
me ha enviado a proclamar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos,
para dar la libertad a los oprimidos”
(Lc. 4, 18)
El envía a sus discípulos, para predicar el reino de
Dios, y después de la resurrección, los
envió para hacer discípulos de todos los pueblos ,sobre todo en especial a
proclamar el evangelio a
toda criatura. Jesús es envíado, por el Padre bajo la acción del Espíritu
Santo. Sus discípulos reciben de parte de El esta misma misión:
“Como el Padre me envió, también os envío yo” (Jn 20,21).
Lo Apóstoles quedan comprometidos
con la misión de anunciar la buena noticia.Todo parte de la experiencia colectiva – comunitaria
de los primeros discípulos, en aquel
momento en donde se da la invitación
hecha por Jesús, a un grupo específico pero con una connotación colectiva
“vayan”, imperativo que se traduce en el
amor y preocupación para que todos los hombres alcancen la salvación.
Después del Concilio Vaticano II, en donde se abren de
una manera inminente las puertas de la Iglesia Universal, dando un nuevo aire a
ésta, saliendo como resultado de esa reflexión el documento que da las líneas
por donde debe ser el horizonte de la Iglesia, los obispos Latinoamericanos en
particular retoman la anterior experiencia y la adaptan a la realidad de sus pueblos, fruto de esa reflexión son los siguientes
documentos:
v Medellín año
1968
v Puebla año
1979
v Santo
Domingo1992
v Aparecida 2007
La Iglesia
debe cumplir sus misión siguiendo los pasos de Jesús y adoptando sus actitudes
(cfr. Mt 9, 35 – 36). El, siendo el Señor, se hizo servidor y obediente hasta la muerte de cruz (cfr. Fil 2,8); siendo rico, eligió
ser pobre por nosotros (cfr. 2Co 8,9), enseñándonos el itinerario de nuestra vocación de discípulos
y misioneros. (cfr. Documento de
aparecida Nº 30)
Para sustentar mejor este trabajo y darle una
justificación doctrinal más solida hemos tomado elementos bíblicos y
magisteriales que nos pueden ayudar a abordar mejor la problemática pastoral y
misionera de nuestra Diócesis y de nuestras inquietudes misioneras también.
* Nota: El presente trabajo fue entregado como requisito para el diplomado en Misión Ad Gentes de la Pontificia Universidad Javeriana y el Centro de Misiones de la Conferencia Episcopal de Colombia en julio de 2013 por parte de misioneros de la Diócesis de Magangué y Misioneros Vicentinos.