miércoles, 20 de mayo de 2009

FAMILY TREE PROJECT OF THE FAMVIN

DESARROLLO GENEALÓGICO DE LA FAMILIA VICENCIANA

Betty Ann McNeil, Hija de la Caridad

(Provincia de Emmitsburgo, Maryland, U.S.A.)

Desde 1617 la Familia Vicenciana ha ido creciendo hasta incluir varios centenares de agrupaciones femeninas y masculinas, laicas y religiosas, católicas y no católicas. Este hecho es un testimonio evidente del fuerte impacto que ha producido la vida de un hombre extraordinario, del que se celebrarán en el año 2.000 los cuatrocientos años de ordenación sacerdotal. Este aniversario nos recordará una vez más la extraordinaria herencia de caridad y evangelización que Vicente de Paúl (1581-1660) dejó a su descendencia espiritual.

Desde su origen en Francia en el siglo XVII el espíritu de san Vicente, su misión y sus Reglas, adaptándose a muy diversas culturas, ha venido a convertirse en un árbol frondoso. Las ramas más importantes son las asociaciones con las que san Vicente tuvo relación personal directa, las que le reconocen como su patrón, y también las que han sido fundadas por miembros de las que fundó él mismo. Otra rama importante la forman las muchas congregaciones fundadas sobre las Reglas Comunes de las Hijas de la Caridad, reglas que son fruto de la colaboración durante más de treinta años entre san Vicente y santa Luisa de Marillac (1591-1660)1. En otras ramas del árbol vicenciano se encuentran varias instituciones que participan de la vocación de san Vicente de servir a Jesucristo en los pobres con un espíritu de sencillez, humildad y caridad.

Objetivo

El Vincentian Studies Institute, dedicado a promover el interés por la herencia vicenciana, nos encomendó el trabajo de investigar desde un punto de vista genealógico el desarrollo histórico de la Familia Vicenciana en todo el mundo.2 El resultado de este trabajo, bautizado como Family Tree Project, ha sido The Vincentian Family Tree (El árbol genealógico de la familia Vicenciana), que puede proporcionar datos de interés para futuras investigaciones.3

El Family Tree Project se ha servido de criterios diversos para delimitar grupos diferenciados dentro de la amplia Familia Vicenciana. Se han usado categorías de varios niveles para definir el grado de relación con san Vicente de Paúl mismo y con las instituciones-tipo que él mismo fundó. Este estudio genealógico ha tenido en cuenta agrupaciones católicas y no católicas, congregaciones religiosas, sociedades de vida apostólica, asociaciones laicas masculinas y femeninas, como criterios para identificar los grupos que confiesan algún tipo de parentesco con Vicente de Paúl. La clasificación usada por el padre Raymond Chalumeau, C.M., nos proporcionó el marco básico para desarrollar nuestros propios criterios para este estudio.4 Vimos la necesidad de crear criterios nuevos, así como también factores para delimitar el grado de afinidad y de relación con san Vicente. Desde un punto de vista genealógico, la afiliación con las fundaciones del mismo san Vicente y de sus Reglas Comunes presenta la relación más cercana, mientras que las fundaciones hechas por miembros de las instituciones de san Vicente guardan una relación más distante.

Metodología

El trabajo de investigación ha procedido yendo simplemente de lo conocido a lo desconocido. En un primer momento se hizo el trabajo de localizar, organizar y tomar nota de las pocas listas de comunidades Vicencianas que se han publicado en Europa, sobre todo en Francia, España e Italia.5 Nunca se ha publicado, sin embargo, una lista completa de alcance internacional, lo que sí se hace en The Vincentian Family Tree.

La metodología usada aquí ha supuesto una investigación internacional, y también consultas amplias a expertos en vicencianismo, religiosos individuales y Conferencias de Superiores Mayores. Uno de los instrumentos de investigación reunía datos básicos de identificación y aspectos históricos en relación a algunos criterios específicos. Se pidió a los encuestados que sugirieran información sobre otros grupos que tal vez pudieran ser también incluidos en el estudio.

La encuesta, escrita en inglés, contenía un cuestionario de dos páginas, carta explicativa, un sobre con nuestra dirección para su devolución, y un módulo de referencia para identificar los posibles grupos. Se tradujo todo ello al francés, castellano, italiano y alemán. Se usó un sistema ordenado en varios niveles para recoger los datos, lo que exigió un trabajo de investigación histórica y de otros tipos. Se identificaron en algunas publicaciones de carácter general (tales como National Catholic Directory, The New Catholic Encyclopedia, Annuario Pontificio y el Dizionari degli Istituti di Perfezione) las congregaciones que pudieran tener algún tipo de relación con la Familia Vicenciana fijándonos en el título de la congregación (por ejemplo, si incluían en él las palabras "Vicente de Paúl" o "Caridad"), lugar de origen, semejanza de misión y/o de espíritu. También se usó la información sobre otros posibles grupos proporcionada por los encuestados.

La clasificación de los datos recogidos permitió el análisis desde algunas variables-clave. Primero, se organizaron los datos por código de identificación para expresar criterios de afinidad, país de origen y año de fundación. Una segunda clasificación según cada uno de esos criterios tomó la forma de una ordenación alfabética de los nombres de las diversas instituciones. Un código de identificación informa sobre si una congregación dada ha permanecido sin cambios esenciales desde su fundación, o bien si se ha separado de la congregación original, o bien si han salido de ella otras ramas que han llegado a ser autónomas posteriormente. El código indica también si la congregación original se ha unido a otra de alguna manera (incorporación, unión, etc.). Otro código se refiere a comunidades que al presente pertenecen a alguna federación, tal como la Federación Vicenciana (Föderation Vincentinischer Gemeinschaften) en Alemania, o la Federación de Hermanas de la Caridad (Sisters of Charity Federation), conocida antes como la Federación Elizabeth Seton (the Elizabeth Seton Federation) en los Estados Unidos. Para facilitar el manejo de los datos y para encontrarlos con facilidad, se dan referencias cruzadas para cada institución. El informe final contiene ilustraciones y un índice amplio.

Investigación internacional

Se recibieron datos hasta marzo de 1995, cuando comenzó su análisis. Se consultó sobre el proyecto a unas cincuenta personas (misioneros, expertos en vicencianismo, superiores, o que lo habían sido, de varias congregaciones). También se pidió ayuda para identificar posibles comunidades diocesanas a Visitadoras y superioras regionales de las Hijas de la Caridad, y también a unas 65 de las aproximadamente 170 Conferencias de Superiores Mayores en todo el mundo.

En enero de 1993 se hizo en Norteamérica un test del cuestionario en inglés. Seis meses

después se envió en las diversas lenguas a otros países a las comunidades que habían sido descubiertas por investigación histórica o de otros tipos. Fueron interrogadas 137 comunidades en Africa, América (del centro, norte y sur), Asia, Australasia y Europa. Respondieron alrededor del 90%. (En algunos casos fue el propio fundador quien respondió al cuestionario!

La Conferencia de Superioras Mayores de Religiosas en Alemania tradujo el cuestionario al alemán; el organismo paralelo de Gran Bretaña lo distribuyó entre sus miembros en su boletín informativo. Esos gestos de generosidad permitieron descubrir comunidades diocesanas que no aparecen en el Annuario Pontifizio, pues éste incluye sólo las congregaciones de derecho pontificio. Algunos comentarios interesantes dieron ocasión a nuevos descubrimientos. Por ejemplo: "Una vez, hablando con un cohermano en Africa, me dijo de ciertas hermanas en Tanzania que seguían la Regla de san Vicente de Paúl"; "Me encontré un grupo de hermanas en México que se llamaban 'Hijas de la Caridad', pero no creo que pertenezcan a la congregación de la rue du Bac".

Resultados

Se han identificado 268 sociedades de vida apostólica, 239 institutos de vida consagrada, 21 asociaciones laicas y 8 congregaciones anglicanas, que presentan al menos uno de los criterios previstos en el proyecto. Casi la mitad de ellos reúnen más de un criterio, y podrían ser clasificados en diferentes categorías. Quince instituciones tienen como propio el espíritu de sencillez, humildad y caridad, además de haber tenido como fundador/a una hija de la caridad o un sacerdote de la Congregación de la Misión. Además de esos institutos, cuya relación principal es haber adaptado las Reglas Comunes, hay otros treinta que tienen las mismas Reglas. El servicio a los pobres es el carisma fundacional para otras setenta instituciones; de ellas, trece hacen referencia explícita a los enfermos pobres; otras ocho hacen un cuarto voto de servicio a los pobres.

Para estructurar el sistema de clasificación de este estudio se escogió un criterio como preferente para hacer una relación adecuada. El informe final resume toda la información a nuestro alcance correspondiente a cada grupo, y lo clasifica sólo una vez según el grado de afinidad con san Vicente. Sin embargo, hemos creado una categoría separada para señalar las fundaciones que tuvieron como fundador o fundadora a un miembro, o ex-miembro, de la Compañía de las Hijas de la Caridad o de la Congregación de la Misión.

El informe muestra que 99 fundadores/as escogieron a san Vicente de Paúl como patrono de su institución correspondiente, y que otros 75 escogieron o adaptaron las Reglas Comunes de las Hijas de la Caridad para su propia fundación. Docenas de miembros de las dos compañías fundadas por san Vicente han sido a su vez fundadores/as.

He aquí el resumen de los resultados según cada criterio:

  • San Vicente mismo fundó dos institutos y dos asociaciones laicas.

  • 50 institutos, siete congregaciones anglicanas y un instituto secular adoptaron las Reglas Comunes de san Vicente de Paúl, o al menos incorporaron la sustancia de ellas en sus propias reglas.

  • San Vicente fue mentor, consejero, o intervino de alguna manera, en 9 instituciones.


  • 39 instituciones y 5 asociaciones laicas fueron fundadas por miembros, o ex-miembros, de la Congregación de la Misión.

  • 19 instituciones y dos asociaciones laicas fueron fundadas por miembros, o ex-miembros, de la Compañía de las Hijas de la Caridad.

  • 3 instituciones fueron fundadas por miembros laicos de la Familia Vicenciana.

  • Hijas de la Caridad o miembros de la Congregación de la Misión fueron mentores para la fundación de 4 instituciones y 3 asociaciones.

  • 3 asociaciones laicas han recibido una gran influencia por parte de miembros de la Congregación de la Misión o de la Compañía de las Hijas de la Caridad.

  • 99 instituciones y una asociación laica tienen a san Vicente de Paúl como uno de sus patronos.

  • 5 instituciones, una congregación anglicana y dos asociaciones laicas profesan el mismo espíritu que la Congregación de la Misión o las Hijas de la Caridad.

  • 6 instituciones han adoptado con un énfasis muy particular el carisma vicenciano de evangelización y servicio de los pobres.

  • 7 instituciones y una asociación laica están relacionados, pero de alguna otra manera.

  • Para otras 26 instituciones haría falta un estudio posterior más detallado.

Reglas Comunes de las Hijas de la Caridad

De las 50 comunidades que usan o que han adaptado lo que comúnmente se conoce como Reglas de san Vicente de Paúl, muchas han tomado a san Vicente como patrono, y pueden además haber sido fundadas por un miembro de la Congregación de la Misión o de las Hijas de la Caridad.6 Estos son ejemplos del caso, bastante frecuente, de instituciones que cumplen más de un criterio. Según la información que tenemos, 80 instituciones católicas siguen en sustancia las Reglas Comunes de las Hijas de la Caridad; 27 de ellas fueron fundadas por una hija de la caridad o por un miembro de la Congregación de la Misión.

Antes del Concilio Vaticano II y del Código de Derecho Canónico de 1983, algunas instituciones se afiliaron a las Hijas de la Caridad o a la Congregación de la Misión por medio de lazos espirituales no jurídicos. Este tipo de afiliación suponía una participación espiritual en los sufragios, indulgencias, oraciones y méritos de todos los miembros de la Congregación de la Misión. Varias instituciones obtuvieron este privilegio: las Hijas de la Caridad del padre Filippone (1727, Italia), los Oblatos de María Inmaculada (1816, Francia), el Instituto del Nazareno (1865, Italia), las Hermanas de la Eucaristía (1889, Grecia), las Hermanas de la Caridad de San Vicente de Paúl de Paderborn (1841, Alemania), las Hermanas Sirvientes de los Pobres (1880, Italia), y los Misioneros Siervos de los Pobres (1887, Italia). Las Hermanitas de la Medalla Milagrosa (1892, Francia) se afiliaron con la Asociación de la Medalla Milagrosa en París. El ejemplo más reciente, de 1994, es la afiliación de las comunidades que pertenecen a la Federación Vicenciana en Alemania.7

Unión con París

En 1850 no una sino dos comunidades se unieron a las Hijas de la Caridad. Estas fueron: las Hermanas de la Caridad de San José, fundadas por santa Isabel Ann Seton (1774-1821; canonizada en 1975) en 1809, en Emmitsburgo, Maryland, en los Estados Unidos; las Hermanas de la Caridad de San Vicente de Paúl, fundadas en 1841 en Graz, Austria, durante el episcopado de Romanus Francis Xavier Sebastian Zängerle, O.S.B., obispo de Graz (1824-1848).8 Posteriormente se han unido también a las Hijas de la Caridad de París: las Hermanas Enfermeras de Châlons-sur-Marne (1856), las Hermanas de la Caridad de Salzburgo (1882), las Hermanas de Santa Ana de Villiers-sur-Marne y Ormesson (1941), las Hermanitas de María Inmaculada (1963), las Marienschwestern o Hermanitas de María de la Medalla Milagrosa (1964).

En los tiempos anteriores a la elección de Jean Baptiste Etienne, C.M., como superior general (1843-1874), parece que existían ciertas prevenciones hacia la unión de otras comunidades con las Hijas de la Caridad de París. Por ejemplo, a petición de la emperatriz Carolina Augusta de Austria se fundó en Viena una comunidad de religiosas para atender a los enfermos en sus casas. Deseaba ella una fundación inspirada por las Reglas Comunes de las Hijas de la Caridad. Como no pudo conseguir la colaboración de las Hijas de la Caridad de París para la formación de las candidatas de la nueva institución, la emperatriz consiguió una copia de las Reglas de san Vicente de un instituto de Hermanas de la Caridad de Galicia que había tenido su origen en Varsovia (1652, Polonia) de una fundación hecha por san Vicente y santa Luisa.9

Origen geográfico

Las instituciones estudiadas en este proyecto se han esparcido por todo el mundo: 75% en Europa, sobre todo en la Europa occidental (193); 13.5% en América, sobre todo en Norteamérica (22) y América Central (10); 9.32% en Asia; 1.8% en Africa, y 4% en Australasia.

Aunque muchos obispos pedían hijas de la caridad para sus Diócesis, con frecuencia la compañía no podía responder a la petición. Por ello muchos obispos colaboraban entre sí para fundar comunidades diocesanas, echando mano de o adaptando el modelo vicenciano. Corrían entre ellos muchas copias no garantizadas de la regla de san Vicente, y sobre ese modelo creaban réplicas de la Compañía de las Hijas de la Caridad para responder a necesidades pastorales urgentes en muchos lugares.

Este fenómeno coincidió con la época revolucionaria de finales del siglo XVIII, que destruyó las instituciones religiosas en la mayor parte de la Europa católica. Luego hubo un renacimiento a lo largo del siglo XIX. Además, los viajes de exploración y de colonización europeos pusieron en marcha un amplio éxodo hacia las tierras descubiertas, fenómeno que creó nuevas necesidades pastorales en buena parte del mundo. Los misioneros europeos se dieron cuenta de la necesidad de vocaciones nativas para una evangelización eficaz.

Evangelización misionera

Luisa de Marillac y Vicente de Paúl enviaron a sus hijas e hijos como misioneros a Polonia, Irlanda y Madagascar, donde posteriormente estos mismos fundaron comunidades nativas. Por ejemplo, las Hermanas de la Santa Fe (Irlanda, 1867), las Hermanitas de María Inmaculada (Madagascar, 1934), y otras varias. El padre Vicente Lebbe, C.M., por ejemplo, misionero belga, en China, en los comienzos del siglo XX promovió maneras de superar las diferencias culturales y lingüísticas. Lebbe defendió con constancia la necesidad de inculturación del evangelio por parte de los misioneros europeos, y lo hizo sobre todo a través de creación de religiosos y de clero nativo. Lebbe fundó la Congregación de San Juan Bautista (1928, China), y las Hermanitas de Santa Teresa del Niño Jesús (1929, China). Estas congregaciones mantuvieron la fe durante los años de poder comunista.

En América, las Hermanas de la Caridad de San Vicente de Paúl de Satu-Mare (1842, Rumanía) establecieron una misión en Estados Unidos que se dividió en dos congregaciones diocesanas: las Hermanas Vicencianas de Caridad (1902, Pittsburg; 1928, Bedford). El padre José Vilaseca, C.M., fundó los Hermanos Josefinos (1872) y las Hermanas Josefinas (1877, para llenar el vacío creado en México por la expulsión de sacerdotes y religiosos.

Otras fundaciones de estilo vicenciano en países de misión incluyen las Hermanas de la Inmaculada Concepción (1901, China), las Hijas del Sagrado Corazón (1914, China), las Hijas de Santa Ana de Kanchow (1920, China), la Congregación Vicenciana (1927, India), las Hijas de María, Madre de Misericordia (1961, Nigeria), las Hermanas Misioneras de los Pobres de Cristo (1978, Filipinas), las Hermanas Misioneras de la Presentación (1987, El Salvador), y otras que están ahora mismo trabajando con mucha valentía en la Iglesia del Silencio.10

Fecha de fundación

Muchos factores han influido en el crecimiento y la rápida difusión de las fundaciones de Vicente de Paúl. El fundamental ha sido que la originalidad de la Regla que san Vicente dio a sus hijas de la caridad ha resultado ser muy atractiva para otras muchas personas.

En 1646 san Vicente presentó la Regla al que luego sería arzobispo de París Jean François de Gondi (16654-1662) para su aprobación.11 Este primer documento fue el resultado de una experiencia de trece años del trabajo en las parroquias de las primeras hermanas de la Cofradía de la Caridad de las Sirvientas de los Enfermos Pobres. En colaboración con Luisa de Marillac, conocida como señorita LeGras, san Vicente quiso responder a las condiciones sociales y religiosas de la Francia del siglo XVII con esta versión primitiva de la Regla.

Las Hijas de la Caridad de san Vicente de Paúl nacieron por evolución de las Cofradías de la Caridad de base parroquial.12 Como modelo prototipo de reglas para el apostolado femenino esa Regla no sólo supuso un cambio revolucionario en el statu quo, sino que se debió sin duda a una inspiración del Espíritu; por eso ha durado tanto.

Aunque no fueron los primeros en intentarlo, san Vicente y santa Luisa fueron los primeros en conseguirlo en gran escala.13 Muchas influencias han producido la levadura de caridad que ha creado la amplia Familia Vicenciana en el mundo de hoy. Entre ellas, hay que destacar como más importantes las Reglas Comunes de Vicente de Paúl.

Muchos obispos de Francia y de fuera de ella adoptaron muy pronto las Reglas y el estilo apostólico de san Vicente, y las adaptaron para responder a las necesidades pastorales de sus Diócesis. Se necesitaban también congregaciones de mujeres para la educación en las escuelas que empezaron a aparecer entonces, sobre todo para la educación de niñas. Este fenómeno supuso un nuevo grado de promoción de la mujer para el apostolado.

La misión Vicenciana a través de los siglos

El rostro de la pobreza comenzó a cambiar en el siglo XVII, lo que exigió nuevas maneras de enfrentarse a ella. Creció la pobreza en las ciudades, mientras Francia seguía olvidando la pobreza rural. El capitalismo comenzó a abrirse paso en unos tiempos de renacimiento cultural, reforma religiosa y crecimiento del protestantismo. Buena parte de Europa ponía sus ojos allende los mares con la esperanza de nuevas oportunidades.

Este estudio ha identificado unas 100 comunidades que tienen a san Vicente como patrono. Solamente Bélgica ha tenido más de 50 comunidades diocesanas conocidas como Hermanas de la Caridad de San Vicente de Paúl. Hijos e hijas de las fundaciones del mismo san Vicente han fundado alrededor de 60 comunidades diferentes en al menos nueve países alrededor del mundo; la tercera parte de ellas en China. Unos cuarenta fundadores o bien adaptaron las Reglas Comunes de san Vicente, o bien las adoptaron para sus propias fundaciones desde 1660, año en que murieron Luisa de Marillac y Vicente de Paúl. Algunos ejemplos de estas fundaciones de siglos diferentes incluyen: las Hijas de la Caridad de la Santa Anunciación de Ivrea (1774, Italia), la Sociedad Anglicana de la Sagrada Misión (1894, Gran Bretaña), las Hermanas de la Caridad del cardenal Sancha (1869, Cuba), las Hermanas de la Providencia de Holyoke (1892, U.S.A), el Instituto de Caridad (1924, Brasil).

Siglo XVIII

Europa se dedicó a explorar, colonizar y conseguir riquezas en Africa, Asia y América.

En 1743, menos de diez años después de su canonización, se construyó en Laval, Quebec, la iglesia de San Vicente de Paúl, primera parroquia bautizada con el nombre del gran apóstol de la caridad.

Con la mejora de los transportes por tierra creció a la vez la pobreza en las ciudades de Europa. Ya en 1727, en Palermo, Sicilia, las Hijas de la Caridad del padre Nicolás Plácido Filippone tomaron a san Vicente como patrono de su institución, dedicada a los enfermos, huérfanos y viudas. Tal vez haya sido ésta la primera institución que lo hizo fuera de Francia. Ante el problema de adaptación cultural del evangelio, los misioneros con frecuencia reunían grupos de mujeres nativas y las formaban siguiendo el modelo de san Vicente. En China, los misioneros de la Congregación de la Misión fundaron varias instituciones de este estilo, comenzando ya en 1750, fecha de la fundación de las Hijas de la Caridad de Tonkin. Esta institución tiene la distinción de ser la primera comunidad fundada fuera de Europa.14

Una serie de factores, tales como revoluciones, índices de natalidad crecientes, emigraciones internas, y urbanización, produjeron emigraciones masivas a tierras lejanas, y a la vez nuevas carencias sociales. Muchos obispos europeos intentaron reproducir el modelo vicenciano en sus propias Diócesis. Por ejemplo: las Hermanas de la Caridad de Trecate (1733, Italia), las Hermanas de la Caridad de Estrasburgo (1734, Francia), las Hermanas de San Vicente de Paúl de Rumbeke (1756, Bélgica), la Hermandad Hospitalaria de la Santa Cruz (1790, España), las Hermanas de la Caridad de San Vicente de Paúl de Mallorca (1798, España).

Siglo XIX

La revolución francesa, que comenzó en 1789, obligó a las comunidades a dispersarse, y a muchos de sus miembros a emigrar a otras naciones. Muchos de ellos mantuvieron la tradición Vicenciana y la incorporaron en instituciones nuevas y grupos de laicos. Ejemplos: las Hermanas de la Caridad de Santa Juana Antida (1799, Besançon), comunidades diocesanas en Austria y en Alemania conocidas como las Hermanas de la Caridad de San Vicente de Paúl, fundadas en Zams (1823), Munich (1832), Innsbruck (1839), Mainz (1839), Graz (1841), Paderborn (1841), Friburgo (1846). Así se fue ampliando poco a poco el panorama de influencia Vicenciana.

El éxito de las cofradías parroquiales de caridad de san Vicente y la agilidad apostólica de sus fundaciones no de clausura, proporcionaron modelos muy adecuados para responder a necesidades sociales urgentes de los pobres y de la emergente clase media. Sor Rosalía Rendu, hija de la caridad (1786-1856), orientó a Federico Ozanám (1813-1853) en el trabajo de la caridad práctica, orientación que fue un elemento importante en la fundación de las Conferencias de San Vicente de Paúl (1833, Francia), una institución que comprometía a los laicos en el trabajo por los pobres.

La emigración europea llevó consigo las semillas del espíritu vicenciano al otro lado del Atlántico. Este hecho, junto con el impacto producido por la colonización de las Américas, movió a Luis William Valentine Dubourg, S.S. (1766-1833), a invitar a la viuda Isabel Ann Bayley Seton (1774-1821) a fundar una escuela católica para niñas en Baltimore (1808), y después, en 1809, a fundar una congregación femenina. En 1816, siendo obispo de Luisiana (1815-1826), Dubourg invitó al padre Félix de Andreis, C.M. (1778-1820) y al padre José Rosati, C.M. (1789-1843) (primer obispo de San Luis, Missouri, 1827-1843) a establecer la primera misión Vicenciana en Norteamérica.15

Los sulpicianos franceses establecieron vínculos de amistad con Isabel Ann Seton, que llegó a ser la primera persona canonizada en los Estados Unidos. Los sulpicianos obtuvieron la Regla de san Vicente de Paúl para las Hermanas de la Caridad de San José, la primera institución religiosa femenina fundada en los Estados Unidos (Emmitsburgo, 1809).16 De esta fundación nacieron otras varias llamadas también Hermanas de la Caridad de San Vicente de Paúl. Fueron fundadas en Nueva York (1846), Cincinnati, Ohio (1852), Convent Station, New Jersey (1859), Greensburgo, Pennsilvania (1870), y Halifax en Canadá (1856).17 Las religiosas de Nôtre- Dame-du-Sacré-Coeur (1924, Canadá) procedieron de las Hermanas de la Caridad de la Inmaculada Concepción (1854, Canadá). Todas estas instituciones forman ahora la Federación de Hermanas de la Caridad, que comenzó en 1947 como un esfuerzo de colaboración para promover la canonización de la madre Seton. Estas comunidades y otras que participan del carisma vicenciano están hoy unidas en proyectos de acción que fomentan la misión de la Compañía de la Caridad.

Siglo XX

Dos guerras mundiales, crisis económicas, comunismo, nacismo y fascismo llevaron a la humanidad a niveles más altos de complejidad de las necesidades sociales. El clamor de las naciones pobres de hoy sigue suscitando iniciativas nuevas en su favor. Entre las nuevas ramas de la caridad Vicenciana se encuentran los Hijos de la Caridad (1918, Francia) dedicados a servir a los pobres; los Misioneros Catequistas (1950, Panamá), que se dedican a la pastoral y a la catequesis en Panamá; las Misioneras de María Inmaculada, Siervas de los Obreros (1952, España), que se dedican a evangelizar a obreros jóvenes y adultos. La misión ad gentes ha dado un nuevo impulso a la evangelización, esparciendo a la vez semillas nuevas de vida religiosa en países varios como Nigeria, El Salvador y la Iglesia del Silencio. Después del Concilio Vaticano II se han creado otras diecisiete fundaciones nuevas en diversos países.

Agrupaciones

Dentro de la gran Familia Vicenciana en su sentido amplio son de notar varias agrupaciones o federaciones. Entre las más antiguas se encuentra la que procede de las Hermanas de la Caridad de Estrasburgo (1734, Francia). Su descendencia espiritual, dispersada durante la revolución francesa, forma ahora la Federación Vicenciana en Alemania, unida bajo el patrocinio de san Vicente de Paúl. Las Hermanas de la Caridad de Graz (1841, Austria) nacieron de la raíz de Estrasburgo a través de una rama en Munich; se unieron a las Hijas de la Caridad de París en 1850. Sor Leopoldina Brandis, hija de la caridad (1815-1900) fue su primera Visitadora; ésta fundó en 1878 un grupo de enfermeras seglares para asistir a los enfermos, grupo que se convirtió en el Marienschwestern, comunidad religiosa femenina (también conocidas como Hermanas de María de la Medalla Milagrosa). En 1964 sor Susana Guillemin, superiora general de las Hijas de la Caridad de París, recibió en la compañía a setenta y nueve hermanas de ese grupo de la provincia de Austria.

Inspirado por una biografía de san Vicente de Paúl el obispo Clemens Droste zu Vischering fundó las Hermanas de la Misericordia de Münster (1808, Alemania) para servir a los pobres, los enfermos y los necesitados. El obispo incorporó muchas ideas de san Vicente en la regla que escribió él mismo. Esa regla se convirtió en modelo para otros fundadores, en especial para el obispo Joannes Zwijsen, quien sobre esa misma base fundó varias comunidades en Holanda. Peter Joseph Triest quiso inspirarse en el espíritu de san Vicente y sobre el mismo espíritu fundó tres congregaciones en Bélgica para servir a los pobres.

Para preservar la fe entre los católicos a través del espíritu misionero, la familia Trinitaria (U.S.A.), fundada por el padre Thomas A.Judge, C.M., incluye: el Apostolado Misionero del Cenáculo (1909, Nueva York), los Siervos Misioneros de la Santísima Trinidad (1912, Filadelfia), y los mismos en 1929, en Mobile; hay una rama laica de reciente fundación: el Instituto Misionero de la Santísima Trinidad (1964, Nueva York).

Otros varios fundadores tomaron elementos del carisma vicenciano para aplicarlos a institutos creados por ellos. Por ejemplo: san Luis Griñón de Monfort y la beata Louise Trichet, san Pablo de la Cruz, san Gaspar de Bufalo, san Carlos José Eugene Mazenod, san Juan Bosco y la madre Teresa de Calcuta.18

El carisma vicenciano ofrece también un atractivo de alcance ecuménico que ha inspirado, por ejemplo, a Florence Nightingale (1820-1910) y a Theodore Fliedner (1800-1864). F. Nightingale aprendió la técnica de asistencia a los soldados en tiempo de guerra de las Hijas de la Caridad de París antes de fundar su propio grupo laico de enfermeras llamado la Asociación Anglicana de Caridad. Fliedner, un pastor evangélico protestante, inspirado por las obras de caridad vicencianas y por la organización de las hijas de la caridad en sus viajes por Europa (especialmente por Holanda e Inglaterra), fundó un grupo de diaconisas laicas en Alemania en 1836.19 La Sociedad de la Santa Cruz (Inglaterra, 1855) fue fundada para el clero anglicano. Después de su conversión al cristianismo por influencia de la Medalla Milagrosa, Alfonso de Ratisbonne fundó dos comunidades para promover el diálogo entre cristianos y judíos: las Hermanas de Nuestra Señora de Sión (1843, París) y los Padres de Sión (1852, París).

Un autor nos informa de que incluso los cuáqueros llegaron a pensar en fundar una institución religiosa de enfermeras parecida a la de las Hijas de la Caridad.20 A pesar de la naturaleza secular, en términos canónicos, de las Hijas de la Caridad, su llamativo uniforme religioso (en particular la gran "cornette") ejercía un gran atractivo en algunos fundadores, entre ellos en el obispo Horace Potter y en Miss Harriet Starr Cannon (1824-1896), cuya Comunidad Anglicana de Santa María (1865, Nueva York) adoptó un hábito y una cofia muy parecida a la "cornette" de las hijas de la caridad francesas.

En Gran Bretaña el Movimiento de Oxford fue un semillero de instituciones religiosas en la iglesia anglicana.21 Uno de sus líderes, el reverendo Edward Bouverie Pusey (1800-1882), dijo: "Newman y yo hemos llegado por separado a la conclusión de que necesitamos Hermanas de la Caridad en la iglesia anglo-católica".22 Pusey consiguió una copia de las Reglas Comunes de las Hijas de la Caridad, copia que usó para redactar la regla de las Hermanas Anglicanas de la Santa Cruz.

Una red mundial de caridad

Los hallazgos del Family Tree Project pueden servir como referencia a responsables de comunidad, a los miembros y a los expertos. The Vincentian Family Tree (El árbol de la familia vicenciana) es la única compilación internacional de todas las comunidades que se sabe pertenecen a la Familia Vicenciana, en su sentido amplio, del gran patriarca de la caridad, san Vicente de Paúl. Esta obra única contiene ilustraciones e información condensada da cada una de las 268 comunidades, en la que se describe su fundación (fecha, lugar, nombre del fundador), misión, y la dirección de la sede generalicia (si existe). Para facilitar investigaciones posteriores, se da información bibliográfica para cada caso, además de un índice amplio. Los apéndices incluyen clasificación de las comunidades estudiadas según los criterios usados en la investigación, así como las direcciones de los grupos organizados en diversos países dedicados a promover los estudios vicencianos.

El Vincentian Studies Institute abriga la esperanza de que la publicación de The Vincentian Family Tree (El árbol de la familia Vicenciana) servirá para alimentar nuestro aprecio por la visión de san Vicente. Que esa visión nos inspire para guardar viva la llama de su celo y para continuar hacia el futuro su legado de evangelización y de caridad, adaptándolo a las cambiantes necesidades sociales.