ESPIRITUALIDAD VICENTINA
La espiritualidad Cristiana nace de una experiencia. Recordemos lo que nos dice el Papa Benedicto XVI: no comenzamos a ser cristianos por un dogma o una teoría sino por una experiencia; por esta experiencia, es que se subrayan unos elementos más que otros, es selectivo a partir de ella. Para SVP es Cristo Misionero evangelizador de los pobres, que lo conoció entre ellos. La espiritualidad vicenciana está fundada en el encuentro con Cristo en los márgenes de la sociedad. (Constituciones hoy). SVP va desarrollando su espiritualidad a la luz del magisterio y su propia experiencia de espiritualidad.
- Cristocéntrica: Ser Vicentino no es simplemente servir a los pobres, es ser discípulo de Cristo sirviendo a los Pobres. Para Vicente la experiencia de Dios fue en Cristo evangelizador de los Pobres, es encarnacional y de redención, esto le enseñó que DIOS es PROVIDENTE, que ama a sus hijos y quiere salvarlos de todo mal, a Él mismo lo liberó de su egoísmo, y lo llevó al servicio-salvación; esta vida no fue para sí sino para servir al necesitado.
- Los Pobres: Como el lugar especial del encuentro con Dios. El encuentro principal, no único, con Cristo es en los Pobres. Son el punto referencial para cualquier otro encuentro con Jesús. Para el vicentino el encuentro con Jesucristo se da entre los Marginados, pobres. SVP dice que los pobres nos representan a Jesús. SVP, XI, 725. Como ello no es tan evidente, se trata de una experiencia de Fe, que precisa la contemplación: ser contemplativos en la acción, sin contemplación no se encuentra a Jesús en los Pobres. Servimos al pobre, pero luego en la oración y la lectura del evangelio en nuestra vida, nos hace descubrir a Jesucristo presente allí, en ellos. Es necesaria la conversión de nuestra sensibilidad, para ver a Jesucristo en los momentos y lugares no agradables, para ver a Cristo en los pobres.
- Secular: La espiritualidad Vicenciana se realiza en el mundo. Se vive en medio del encuentro entre personas, en relaciones humanas, sobre todo en las relaciones con el Pobre, (relacionarse a la manera de Cristo, incluyendo a todos a su proyecto, ayudando a vivir y convivir los que se conocía como “perfectos” con los imperfectos, a la manera de hermanos, con identidad de comunión, Tú también eres uno de los que estaba con Él, le dicen a Pedro. San Vicente lo comprendió bien, la misión en el mundo, y especialmente en el mundo pobre se hace en fraternidad, no solo comunión de bienes, sino también de vida y aun más en comunión de afecto…). El camino de la santidad vicentina nos conduce a la casa del pobre y no a la capilla. La oración es un medio y no un fin de nuestra espiritualidad, el fin es Amar a Dios y Amar al Pobre. Y lo hacemos en el mundo, en la preocupación de la renovación del orden temporal. ChL, 15.
- Para la misión: La iglesia existe para evangelizar, EN. 14 y 9. Es predicar de obra y de palabra, corporal y espiritualmente, es salir del centro para ir a la periferia, es entrar en otro mundo, el mundo de los pobres; es acompañar en la búsqueda de Cristo y su reino. Es ver el mundo desde abajo, es escuchar, escuchar al pobre, lo que él piensa y quiere, es un cambio socio cultural, no solo geográfico. Las virtudes vicentinas son medios de vivir la misión. Las virtudes no son solo actos de ascéticos, sino medios para superar los obstáculos y las dificultades que surgen en la misión. Nos permiten abrir la vida a los pobres. (Para mí, como dicen los urbanistas, sociólogos modernos, la marginalidad llegó al centro pero lamentablemente de una manera violenta. Esto que llamamos dos mundos, para el evangelizador es el mundo, no existen dos, es nuestras mente que promueve la separación, entonces es preferible ver la unidad, la unificación del mundo, como lo es la propuesta de Jesús en comunión, en fraternidad, es integrar al otro, integrarme con el otro, no es necesario desplazarnos, es importante amarnos, que permite las diferencias pero no las exclusiones, no quiero negar la necesidad de la liberación que facilita la fraternidad, no ignoro la realidad, la propuesta de Jesús no es separar, dividir, contraponer, es hacer una sola realidad. Lo fundamental es que podamos ser hermanos, esto trasforma todo, no se precisa la igualdad, solo basta reconocer la dignidad)
- Caridad vivificadora: La prueba de cualquier espiritualidad es la Caridad. Y la caridad se concreta en la solidaridad con los pobres. La caridad toma muchas formas, Vicente comienza con las necesidades de los pobres y luego desarrolla una respuesta adecuada, que libera del mal que aflige la vida. La caridad es siempre encuentro entre dos personas. En el encuentro con el pobre Dios actúa en ellos pero también en nosotros. Llegamos a ser menos egoístas más libres. (Para mi, la caridad es mas el decidir vivir como hermanos, integrándonos en nuestras acciones, buscando la fraternidad del evangelio, que nos permita compartir hasta lo material sin destruir la dignidad de la persona, por que el hombre pobre no necesita ser liberado, Él mismo lo hace por si, cuando es reconocido en su dignidad de persona, cuando es tratado como semejante, para poder vivir en comunión que este es el paso de hoy, el mundo necesita de la fraternidad, al estilo de Jesús)
- Contemplación – acción: la experiencia cruda del encuentro con el pobre no conduce inevitablemente a Cristo, es preciso otra óptica, y todo cambia. Cuando Vicente contempló su experiencia con los pobres a la luz del evangelio, descubrió a Cristo presente. La oración vicentina no es algo separado de la vida, es contemplar la vida real, es una visión más profunda del mundo, desde la perspectiva de Dios. No es un refugio ni un oasis de olvido, búsqueda de ideas bonitas, no es crear una fantasía, experiencias extáticas, y huida. La perfección no consiste en éxtasis, sino en cumplir bien la voluntad de Dios SVP, XI, 210. Encontrar la voluntad de Dios es el resultado de la unión entre la oración y la acción. ( Para mí: La óptica necesaria hoy es de la dignidad del hombre, de la persona, para que liberados de concepciones clásicas de mundos económicos, podamos ver a Cristo encarnado, realizando el Reino de Dios que tiene que ver con la fraternidad. No basta con vernos iguales, eso no es posible, es necesario descubrirnos en dignidad y amarnos como hijos, como Hermanos)
San Vicente ya no toma él todas las decisiones, consulta a los laicos, ellos tienen voz en el proceso de tomar decisiones. Es aprender a recular para que el laico vaya adelante. LG. Todos hemos sido llamado a ser discípulos, (Aparecida).
Hoy es urgente acompañar al laico en el camino de la espiritualidad vicentina. Es decir, encontrar a Cristo en los pobres, es acompañarlos en el proceso de vivir la caridad solidaria con los marginados. (Para mí, la misión con el laico es ayudarle a descubrir, discernir este hecho fundamental de la fraternidad, para incluir al otro, al pobre, en el proceso de su vida, en su mundo, es hacerlo parte de su vida, de sus valores, de sus cuidados, de su amor, de su existencia plena, es ser capaz de dar la vida por él, es incluirse en el mundo del Pobre. Es caminar con el otro, es permitir que camine conmigo. Ejemplo: seguramente conocemos o hasta nosotros lo habremos experimentado, que somos grandes amigos y compartimos todo, cuando vamos a la casa del otro, (pobre, analfabeto, vicioso etc.) cuando estamos en su mundo, pero cuando ese mismo Otro (pobre, analfabeto, vicioso etc.) viene a nuestra casa a nuestro mundo nos sentimos invadidos, sentimos que enmaraña nuestros quehaceres…es eso. No es sólo ser hermano para el otro sino dejar, aceptar, permitir, asumir, decidir que el otro sea mi hermano. )
Una hermana dijo un día: “No comprendo por qué si los pobres son nuestros amos y señores, guardamos lo mejor para nosotros.”
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