sábado, 26 de diciembre de 2009

CRISTO EVANGELIZADOR IGLESIA EVNAGELIZADORA

Testimonio y misión de Jesús
6. El testimonio que el Señor da de Sí mismo y que San Lucas ha recogido en su Evangelio "Es preciso que anuncie también el reino de Dios en otras ciudades" (12), tiene sin duda un gran alcance, ya que define en una sola frase toda la misión de Jesús: "porque para esto he sido enviado" (13). Estas palabras alcanzan todo su significado cuando se las considera a la luz de los versículos anteriores en los que Cristo se aplica a Sí mismo las palabras del Profeta Isaías: "El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ungió para evangelizar a los pobres" (14).
Proclamar de ciudad en ciudad, sobre todo a los más pobres, con frecuencia los más dispuestos, el gozoso anuncio del cumplimiento de las promesas y de la Alianza propuestas por Dios, tal es la misión para la que Jesús se declara enviado por el Padre; todos los aspectos de su Misterio —la misma Encarnación, los milagros, las enseñanzas, la convocación de sus discípulos, el envío de los Doce, la cruz y la resurrección, la continuidad de su presencia en medio de los suyos— forman parte de su actividad evangelizadora.
Jesús primer evangelizador
7. Durante el Sínodo, los obispos han recordado con frecuencia esta verdad: Jesús mismo, Evangelio de Dios (15), ha sido el primero y el más grande evangelizador. Lo ha sido hasta el final, hasta la perfección, hasta el sacrificio de su existencia terrena.
Evangelizar: ¿Qué significado ha tenido esta palabra para Cristo? Ciertamente no es fácil expresar en una síntesis completa el sentido, el contenido, las formas de evangelización tal como Jesús lo concibió y lo puso en práctica. Por otra parte, esta síntesis nunca podrá ser concluida. Bástenos, aquí recordar algunos aspectos esenciales.
El anuncio del reino de Dios
8. Cristo, en cuanto evangelizador, anuncia ante todo un reino, el reino de Dios, tan importante que, en relación a él, todo se convierte en "lo demás", que es dado por añadidura (16). Solamente el reino es pues absoluto y todo el resto es relativo. El Señor se complacerá en describir de muy diversas maneras la dicha de pertenecer a ese reino, una dicha paradójica hecha de cosas que el mundo rechaza (17), las exigencias del reino y su carta magna (18), los heraldos del reino (19), los misterios del mismo (20), sus hijos (21), la vigilancia y fidelidad requeridas a quien espera su llegada definitiva (22).
El anuncio de la salvación liberadora
9. Como núcleo y centro de su Buena Nueva, Jesús anuncia la salvación, ese gran don de Dios que es liberación de todo lo que oprime al hombre, pero que es sobre todo liberación del pecado y del maligno, dentro de la alegría de conocer a Dios y de ser conocido por El, de verlo, de entregarse a El. Todo esto tiene su arranque durante la vida de Cristo, y se logra de manea definitiva por su muerte y resurrección; pero debe ser continuado pacientemente a través de la historia hasta ser plenamente realizado el día de la venida final del mismo Cristo, cosa que nadie sabe cuándo tendrá lugar, a excepción del Padre (23).
A costa de grandes sacrificios
10. Este reino y esta salvación —palabras clave en la evangelización de Jesucristo— pueden ser recibidos por todo hombre, como gracia y misericordia; pero a la vez cada uno debe conquistarlos con la fuerza, "el reino de los cielos está en tensión y los esforzados lo arrebatan", dice el Señor (24), con la fatiga y el sufrimiento, con una vida conforme al Evangelio, con la renuncia y la cruz, con el espíritu de las bienaventuranzas. Pero, ante todo, cada uno los consigue mediante un total cambio interior, que el Evangelio designa con el nombre de metánoia, una conversión radical, una transformación profunda de la mente y del corazón (25).
Predicación infatigable
11. Cristo llevó a cabo esta proclamación del reino de Dios, mediante la predicación infatigable de una palabra, de la que se dirá que no admite parangón con ninguna otra: "¿Qué es esto? Una doctrina nueva y revestida de autoridad" (26); "Todos le aprobaron, maravillados de las palabras llenas de gracia, que salían de su boca..." (27); "Jamás hombre alguno habló como éste" (28). Sus palabras desvelan el secreto de Dios, su designio y su promesa, y por eso cambian el corazón del hombre y su destino.
Signos evangélicos
12. Pero El realiza también esta proclamación de la salvación por medio de innumerables signos que provocan estupor en las muchedumbres y que al mismo tiempo las arrastran hacia El para verlo, escucharlo y dejarse transformar por El: enfermos curados, agua convertida en vino, pan multiplicado, muertos que vuelven a la vida y, sobre todo, su propia resurrección. Y al centro de todo, el signo al que El atribuye una gran importancia: los pequeños, los pobres son evangelizados, se convierten en discípulos suyos, se reúnen "en su nombre" en la gran comunidad de los que creen en El. Porque el Jesús que declara: "Es preciso que anuncie también el reino de Dios en otras ciudades, porque para eso he sido enviado" (29), es el mismo Jesús de quien Juan el Evangelista decía que había venido y debía morir "para reunir en uno todos los hijos de Dios, que están dispersos" (30). Así termina su revelación, completándola y confirmándola, con la manifestación hecha de Sí mismo, con palabras y obras, con señales y milagros, y de manera particular con su muerte, su resurrección y el envío del Espíritu de Verdad (31).
Hacia una comunidad evangelizada y evangelizadora
13. Quienes acogen con sinceridad la Buena Nueva, mediante tal acogida y la participación en la fe, se reúnen pues en el nombre de Jesús para buscar juntos el reino, construirlo, vivirlo. Ellos constituyen una comunidad que es a la vez evangelizadora. La orden dada a los Doce: "Id y proclamad la Buena Nueva", vale también, aunque de manera diversa, para todos los cristianos. Por esto Pedro los define "pueblo adquirido para pregonar las excelencias del que os llamó de la tinieblas a su luz admirable" (32). Estas son las maravillas que cada uno ha podido escuchar en su propia lengua (33). Por lo demás, la Buena Nueva del reino que llega y que ya ha comenzado, es para todos los hombres de todos los tiempos. Aquellos que ya la han recibido y que están reunidos en la comunidad de salvación, pueden y deben comunicarla y difundirla.
La evangelización, vocación propia de la Iglesia
14. La Iglesia lo sabe. Ella tiene viva conciencia de que las palabras del Salvador: "Es preciso que anuncie también el reino de Dios en otras ciudades" (34), se aplican con toda verdad a ella misma. Y por su parte ella añade de buen grado, siguiendo a San Pablo: "Porque, si evangelizo, no es para mí motivo de gloria, sino que se me impone como necesidad. ¡Ay de mí, si no evangelizara!" (35). Con gran gozo y consuelo hemos escuchado Nos, al final de la Asamblea de octubre de 1974, estas palabras luminosas: "Nosotros queremos confirmar una vez más que la tarea de la evangelización de todos los hombres constituye la misión esencial de la Iglesia" (36); una tarea y misión que los cambios amplios y profundos de la sociedad actual hacen cada vez más urgentes. Evangelizar constituye, en efecto, la dicha y vocación propia de la Iglesia, su identidad más profunda. Ella existe para evangelizar, es decir, para predicar y enseñar, ser canal del don de la gracia, reconciliar a los pecadores con Dios, perpetuar el sacrificio de Cristo en la santa Misa, memorial de su muerte y resurrección gloriosa.
Vínculos recíprocos entre la Iglesia y la evangelización
15. Quien lee en el Nuevo Testamento los orígenes de la Iglesia y sigue paso a paso su historia, quien la ve vivir y actuar, se da cuenta de que ella está vinculada a la evangelización de la manera más íntima:
-—La Iglesia nace de la acción evangelizadora de Jesús y de los Doce. Es un fruto normal, deseado, el más inmediato y el más visible "Id pues, enseñad a todas las gentes" (37). "Ellos recibieron la gracia y se bautizaron, siendo incorporadas (a la Iglesia) aquel día unas tres mil personas... Cada día el Señor iba incorporando a los que habían de ser salvos" (38).
—Nacida, por consiguiente, de la misión de Jesucristo, la Iglesia es a su vez enviada por El. La Iglesia permanece en el mundo hasta que el Señor de la gloria vuelva al Padre. Permanece como un signo, opaco y luminoso al mismo tiempo, de una nueva presencia de Jesucristo, de su partida y de su permanencia. Ella lo prolonga y lo continúa. Ahora bien, es ante todo su misión y su condición de evangelizador lo que ella está llamada a continuar (39). Porque la comunidad de los cristianos no está nunca cerrada en sí misma.
En ella, la vida íntima —la vida de oración, la escucha de la Palabra y de las enseñanzas de los Apóstoles, la caridad fraterna vivida, el pan compartido (40)— no tiene pleno sentido más que cuando se convierte en testimonio, provoca la admiración y la conversión, se hace predicación y anuncio de la Buena Nueva. Es así como la Iglesia recibe la misión de evangelizar y como la actividad de cada miembro constituye algo importante para el conjunto.
—Evangelizadora, la Iglesia comienza por evangelizarse a sí misma. Comunidad de creyentes, comunidad de esperanza vivida y comunicada, comunidad de amor fraterno, tiene necesidad de escuchar sin cesar lo que debe creer, las razones para esperar, el mandamiento nuevo del amor. Pueblo de Dios inmenso en el mundo y, con frecuencia, tentado por los ídolos, necesita saber proclamar "las grandezas de Dios" (41), que la han convertido al Señor, y ser nuevamente convocada y reunida por El. En una palabra, esto quiere decir que la Iglesia siempre tiene necesidad de ser evangelizada, si quiere conservar su frescor, su impulso y su fuerza para anunciar el Evangelio. El Concilio Vaticano II ha recordado (42), y el Sínodo de 1974 ha vuelto a tocar insistentemente este tema de la Iglesia que se evangeliza a través de una conversión y una renovación constante, para evangelizar al mundo de manera creíble.
—La Iglesia es depositaria de la Buena Nueva que debe ser anunciada. Las promesas de la Nueva Alianza en Cristo, las enseñanzas del Señor y de los Apóstoles, la Palabra de vida, las fuentes de la gracia y de la benignidad divina, el camino de salvación, todo esto le ha sido confiado. Es ni más ni menos que el contenido del Evangelio y, por consiguiente, de la evangelización que ella conserva como un depósito viviente y precioso, no para tenerlo escondido, sino para comunicarlo.
—Enviada y evangelizada, la Iglesia misma envía a los evangelizadores. Ella pone en su boca la Palabra que salva, les explica el mensaje del que ella misma es depositaria, les da el mandato que ella misma ha recibido y les envía a predicar. A predicar no a sí mismos o sus ideas personales (43), sino un Evangelio del que ni ellos ni ella son dueños y propietarios absolutos para disponer de él a su gusto, sino ministros para transmitirlo con suma fidelidad.
La Iglesia, inseparable de Cristo
16. Existe, por tanto, un nexo íntimo entre Cristo, la Iglesia y la evangelización. Mientras dure este tiempo de la Iglesia, es ella la que tiene a su cargo la tarea de evangelizar. Una tarea que no se cumple sin ella, ni mucho menos contra ella.
En verdad, es conveniente recordar esto en un momento como el actual, en que no sin dolor podemos encontrar personas, que queremos juzgar bien intencionadas pero que en realidad están desorientadas en su espíritu, las cuales van repitiendo que su aspiración es amar a Cristo pero sin la Iglesia, escuchar a Cristo pero no a la Iglesia, estar en Cristo pero al margen de la Iglesia. Lo absurdo de esta dicotomía se muestra con toda claridad en estas palabras del Evangelio: "el que a vosotros desecha, a mí me desecha" (44). ¿Cómo va a ser posible amar a Cristo sin amar a la Iglesia, siendo así que el más hermoso testimonio dado en favor de Cristo es el de San Pablo: "amó a la Iglesia y se entregó por ella"? (45)

tomado de la página del Vaticano: www.vatican.va

lunes, 16 de noviembre de 2009

LA EVANGELIZACIÓN

La Evangelii Nuntiandi (EN 27) describe el contenido de la evangelización de la siguiente manera: “La evangelización debe contener siempre -como base, centro y a la vez culmen de su dinamismo- una clara proclamación de que en Jesucristo, Hijo de Dios hecho hombre, muerto y resucitado, se ofrece la salvación a todos los hombres, como don de la gracia y de la misericordia de Dios... una salvación, que comienza ciertamente en esta vida, pero que tiene su cumplimiento en la eternidad”. La Redemptoris Missio (RM 11) añade: “Sabemos que Jesús vino a traer la salvación integral, que abarca al hombre entero y a todos los hombres, abriéndolos a los admirables horizontes de la filiación divina”. El mismo documento, centrándose en la actividad misionera de la Iglesia, afirma (RM 44): “El anuncio tiene la prioridad permanente en la misión... Todas las formas de la actividad misionera están orientadas hacia esta proclamación que revela e introduce al misterio escondido en los siglos y revelado en Cristo (cf. Ef 3, 3-9; Col 1, 25-29), el cual es el centro de la misión y de la vida de la Iglesia, como base de toda evangelización”.

Jesús anunció la venida del reino de Dios. Me ha enviado a anunciar a los pobres la Buena Nueva, a proclamar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, para dar la libertad a los oprimidos y proclamar un año de gracia del Señor (Lc 4, 18-19). La Buena Nueva que él predicó era la presencia de este Reino en su persona y en su ministerio, que tocaba a la persona humana en todas sus dimensiones de manera que pudiéramos llegar a ser una nueva creación. Pablo VI escribió en la Evangelii Nuntiandi (EN 9): Como núcleo y centro de su Buena Nueva, Jesús anuncia la salvación, ese gran don de Dios que es liberación de todo lo que oprime al hombre, pero que es sobre todo liberación del pecado y del maligno. Este Reino, el reino de Dios en nuestras vidas, transforma el mundo mediante la verdad, la libertad, la justicia y el perdón, y apunta a un futuro no cumplido todavía.

La Iglesia, comunidad de los discípulos de Jesús, continúa su misión evangelizadora. La Iglesia no coincide exactamente con el reino, pero no puede ser separada de él. La Iglesia está ...al servicio del Reino (RM 20). Proclama la Buena Nueva del Reino de palabra y de obra, tal como lo hizo Jesús. El fin de su proclamación es que las gentes encuentren a Cristo. A través de este encuentro ellas llegan a la plenitud de vida.

La proclamación del Reino implica la comunicación. La Buena Nueva puede comunicarse de muy diferentes modos, como Pablo VI hizo notar en la Evangelii Nuntiandi. Un medio frecuente es la comunicación verbal: la predicación, la catequesis, las obras de educación, el diálogo sobre las Escrituras, la reflexión teológica. Los medios modernos de comunicación ofrecen una variedad de instrumentos: radio, televisión, internet, libros, periódicos, revistas.

Pero la proclamación también se realiza de forma no verbal. Los sacramentos y sacramentales juegan en ello un papel esencial. Las artes (pintura, escultura, música, danza, cine, teatro y arquitectura) son otras maneras de comunicar el mensaje de Jesús.

El hombre contemporáneo cree más a los testigos que a los maestros; cree más en la experiencia que en la doctrina, en la vida y los hechos que en las teorías (RM 42). La evangelización, un proceso que empieza con la proclamación, inicia un camino de vida en el cual son practicados los valores del Evangelio. El mensaje predicado se convierte en un mensaje vivido, en un camino de vida que da testimonio de la Buena Nueva. Las maneras en las que el Evangelio puede traducirse en acción cristiana son ilimitadas. Las obras de caridad, la lucha por la justicia, la promoción de los derechos humanos, la construcción de la comunidad y los proyectos para el desarrollo humano son sólo algunas de estas posibilidades.
En orden a llevar a cabo la misión evangelizadora de la Iglesia la Redemptoris Missio contempla tres situaciones. La primera es la de las misiones ad gentes. Estrictamente hablando, las misiones ad gentes son aquellas en las que se predica el Evangelio a los que nunca lo han oído. Se la llama, a veces, primera evangelización. La segunda situación es la evangelización de regiones donde la comunidad cristiana ya está establecida, pero necesita ser fortalecida. La tercera es la situación de los pueblos de larga tradición cristiana, en los que, sin embargo, muchos nunca se han confrontado seriamente con la Buena Nueva. En este tercer contexto, Juan Pablo II habla de la necesidad de una nueva evangelización: nueva en su ardor, nueva en sus métodos, nueva en su expresión. La Redemptoris Missio, a la vez que describe estas tres diferentes situaciones, hace notar que, en la práctica, con frecuencia es difícil mantener claramente tales distinciones.

El texto anterior es tan solo un aparte de la Ratio Missionum de la Congregación de la misión. para verlo completo ir al enlace de la revista Vincentiana en al página www.famvin.org.

lunes, 26 de octubre de 2009

MENSAJE FINAL DEL SÍNODO DE AFRICA

I. Una mirada al África de hoy
"África es rica de recursos humanos y naturales, pero muchos habitantes de nuestro pueblo deben combatir solos la pobreza y la miseria, en guerras y conflictos, entre crisis y caos. Todo eso se debe fundamentalmente a decisiones y acciones humanas de personas que no tienen ninguna consideración por el bien común y a menudo, por complicidad trágica y conspiración criminal entre responsables locales e intereses extranjeros".

“A menudo hay muy buenas noticias en diversas partes de África. Pero los medios de comunicación modernos con frecuencia privilegian las noticias negativas y se concentran en nuestras desgracias y defectos, más que en los esfuerzos positivos que estamos realizando. El buen gobierno está teniendo un notable impacto positivo en algunos países africanos, estimulando así a otros países a reconsiderar las malas costumbres del pasado y del presente. Existen abundantes señales de muchas iniciativas que tratan de ofrecer una solución eficaz a nuestros problemas".

II. A la luz de la fe
“El verdadero perdón promueve la justicia del arrepentimiento y de la reparación, que conduce a una paz que va a la raíz del conflicto. Como Dios hace posible este tipo de reconciliación, en este ministerio debemos dedicar un tiempo adecuado a la oración y a los sacramentos, especialmente al Sacramento de la Penitencia".

III. A la Iglesia universal
"La Iglesia en África da gracias a Dios por sus numerosos hijos e hijas que son misioneros en otros continentes. Gracias de modo especial a los que se han quedado con su gente también en tiempo de guerra y de graves crisis. Algunos han pagado incluso su fidelidad con la propia vida".

IV. La Iglesia en África
"Estamos convencidos de que la principal contribución de la Iglesia a los pueblos de África es la proclamación del Evangelio de Cristo. Todos los miembros de la Iglesia -clero, religiosos y laicos- deben ser estimulados a trabajar juntos en la unidad que hace la fuerza".

"Como obispos, aceptamos el desafío de trabajar unidos en nuestras diferentes conferencias episcopales. La unidad del episcopado es fuente de gran fuerza, mientras su ausencia es un derroche de energías, hace improductivos los esfuerzos y abre un espacio a los enemigos de la Iglesia para neutralizar nuestro testimonio. Un ámbito importante en el que una cooperación nacional y una cohesión resultan muy útiles es en los medios de comunicación".

"Cada obispo debería asegurar la creación de una Comisión mixta de Justicia y Paz en todos los niveles. Hay que seguir trabajando duro en la formación de las conciencias y en la transformación de los corazones por medio de una catequesis eficaz".

"Nuestras diócesis deben ser modelos de buen gobierno, de transparencia y de buena gestión financiera. Tenemos que seguir haciendo lo posible por combatir la pobreza, gran obstáculo a la paz y a la reconciliación. Las sugerencias en este ámbito para crear programas de micro-financia merecen atención particular".

"En este Año Sacerdotal, queridos hermanos en el sacerdocio, nos dirigimos a ustedes de modo especial: ustedes ocupan una posición clave en el apostolado de la diócesis. La catequesis, la formación del laicado, la atención pastoral de las personas que tienen una gran responsabilidad solo saldrán adelante con el empeño de ustedes en las parroquias y en los diferentes lugares que caen bajo sus competencias. La fidelidad de ustedes a los compromisos sacerdotales, en particular a una vida de celibato en la castidad, así como a un desprendimiento de los bienes materiales, es un testimonio elocuente al Pueblo de Dios".

"En estos últimos años, África se convirtió en terreno fértil para numerosas vocaciones: sacerdotes, frailes, religiosas. Damos gracias a Dios por esta gran bendición. El Sínodo se alegra también con ustedes, religiosas, por la dedicación y la entrega en el apostolado en el campo de la sanidad, de la educación y de otros aspectos del desarrollo humano".

"Este Sínodo se dirige con profundo afecto a los fieles laicos de África. Ustedes son la Iglesia de Dios en los lugares públicos de la sociedad. A través de ustedes la vida y el testimonio de la Iglesia son visibles al mundo. Dejen que la fe penetre en todos los rincones y lugares de la vida de ustedes: en la familia, el trabajo, la política y en la vida pública. No es una tarea fácil. Por eso, deben acercarse asiduamente a las fuentes de la gracia por medio de la oración y los sacramentos".

"El Sínodo tiene un mensaje muy importante y especial para ustedes, queridos católicos africanos comprometidos en la vida pública. Elogiamos a los tantos que se han ofrecido para el servicio público en los pueblos, sin preocuparse de los peligros e incertidumbres de la política en África, considerándolo un apostolado para promover el bien común y el reino de Dios. África necesita santos en cargos políticos relevantes: políticos santos que despejarán la corrupción del continente, trabajarán para el bien de la gente y sabrán entusiasmar a otros hombres y mujeres de buena voluntad, también fuera de la Iglesia para unirse contra los males comunes que atenazan a nuestras naciones. Deplorablemente muchos católicos en cargos de prestigio no han respondido adecuadamente al ejercicio de sus cargos. El Sínodo los invita a arrepentirse y dejar el ruedo público, cesando así de ser la ruina del pueblo y de dar mala fama a la Iglesia Católica".

"Queridas familias católicas. Nos congratulamos porque siguen siendo tenazmente fieles a los ideales de la familia cristiana y porque conservaron los valores mejores de nuestra familia africana. Los ponemos en guardia contra los ataques de venenosas ideologías procedentes del extranjero que pretenden ser cultura "moderna". Sigan aceptando a los niños como un don de Dios y educarlos en el conocimiento y el temor de Dios. La pobreza a veces hace que los padres sean incapaces de atender a sus hijos, con consecuencias desastrosas. La mayor parte de las familias piden solo lo necesario para sobrevivir. Tienen derecho a vivir".

"El aporte específica de las mujeres debe reconocerse y promoverse, no solo en casa, como esposas y madres, sino más generalmente en la esfera social. El Sínodo recomienda a nuestras iglesias locales que vayan más lejos de la afirmación general de "Ecclesia in Africa" y que creen estructuras concretas para garantizar la participación real de las mujeres "en los niveles apropiados".

"Sentimos que tenemos que prestar una atención particular a ustedes, jóvenes adultos. A menudo los dejan de lado y a la deriva, convirtiéndolos en presa de ideologías y sectas de todo tipo. Muchas veces los reclutan para prácticas violentas. Exhortamos a todas las Iglesias locales a considerar prioritario el apostolado con los jóvenes".

V. Llamamiento a la comunidad internacional
"La Iglesia está en primera línea en la lucha contra el VIH/SIDA y en la atención a las personas infectadas y contagiadas. Con el Santo Padre Benedicto XVI, este Sínodo advierte que el problema no puede superarse con la distribución de profilácticos. Pedimos a todos los que se interesan de verdad en parar la transmisión sexual del VIH/SIDA que reconozcan el éxito que han obtenido los programas que aconsejan la abstinencia entre los no casados y la fidelidad entre los casados".

"A los poderosos de este mundo suplicamos: traten a África con respeto y dignidad. África reclama desde hace tiempo un cambio del orden económico mundial respecto a las estructuras injustas que se han acumulado sobre ella. La reciente turbulencia del mundo financiero demuestra la necesidad de un cambio radical de las reglas. Pero sería una tragedia que los cambios se tradujesen solo en beneficios para los ricos y repercutiesen negativamente una vez más en los pobres. Buena parte de los conflictos, guerras y pobreza de África se derivan principalmente de estas estructuras injustas".

"Pedimos un cambio en la cuestión de la deuda que pesa sobre los países pobres y que mata literalmente a los niños. Las sociedades multinacionales tienen que acabar con la devastación criminal del ambiente merced a su descarada explotación de los recursos naturales. Es una política miope la que fomenta guerras para obtener beneficios rápidos con el caos, al precio de vidas humanas y de sangre. ¿Es posible que ninguno sea capaz y quiera interrumpir estos crímenes contra la humanidad?".

VI. África, ¡levántate!
"Elogiamos los esfuerzos para librar a África de la alienación cultural y de la esclavitud política. Ahora África debe hacer frente al desafío de dar a sus hijos un nivel y unas condiciones de vida dignas. En lo económico, África intentó recortarse a medida una estructura estratégica para el desarrollo denominada NEPAD (Nueva Asociación para el Desarrollo Económico de África). El Sínodo alaba esos esfuerzos porque esos programas ligan con claridad la emancipación económica de África con la implantación de un buen gobierno. Desgraciadamente este es el punto débil. Para la mayor parte de los países africanos, los hermosos documentos del NEPAD, son papel mojado".

"El Sínodo se congratula con los pocos países africanos que han emprendido el camino de una democracia auténtica y nota con tristeza que la situación en diversas naciones sigue siendo vergonzosa: Somalia, la región de los Grandes Lagos, Uganda septentrional, Sudán meridional, Darfur, Guinea Conakry y tantos otros lugares. Cualquiera que sea la incidencia de los intereses extranjeros, siempre existe la vergonzosa y trágica complicidad de los líderes locales: políticos que traicionan y venden a bajo precio a sus naciones".

VII. Unión de las fuerzas espirituales
"El Sínodo invita a una colaboración cada vez más ecuménica con nuestros hermanos y hermanas de otras tradiciones cristianas. También deseamos que haya más diálogo y cooperación con los musulmanes y los miembros de la Religión Tradicional Africana (RTA) y con personas de otros credos. El fanatismo religioso arruina muchas partes de África. Los africanos han absorbido de su cultura religiosa tradicional un sentido profundo de Dios creador. Cuando este fervor religioso está mal encaminado por los fanáticos o es manipulado por los políticos se crean conflictos que tienden a ahogar a todos".

“El Sínodo escuchó el testimonio de muchos padres sinodales que recorrieron con éxito el camino del diálogo con los musulmanes. Los temas de la reconciliación, la justicia y la paz generalmente interesan a muchas comunidades, independientemente de su credo. Trabajando sobre tantos valores compartidos entre una y otra fe, musulmanes y cristianos pueden ofrecer un gran aporte al restablecimiento de la paz y la reconciliación en nuestras naciones".

"La libertad de religión abarca también la libertad de compartir la propia fe, de proponerla, no de imponerla, de aceptar y acoger a los que se convierten. Las naciones que con sus leyes prohíben a los ciudadanos que abracen la fe cristiana los privan del derecho humano fundamental de decidir libremente su credo. Este Sínodo denuncia esas restricciones de la libertad porque tergiversan el diálogo sincero y frustran la colaboración auténtica. Si los cristianos que deciden cambiar su religión son bien acogidos entre los musulmanes, tiene que haber reciprocidad en este ámbito. El respeto recíproco es el camino que tenemos que recorrer". 



GRACIAS A WWW.CEC.ORG.CO

jueves, 8 de octubre de 2009

PEDAGOGÍA DE LA ACCIÓN MISIONERA

1) Primer Aspecto: Los Ejes para un encuentro con Jesús

a) El encuentro personal con Jesucristo, acompañado de una experiencia religiosa profunda e intensa, del anuncio kerigmático y el testimonio personal de los evangelizadores, traducidos en una conversión personal y cambio de vida integral.

b) La vivencia comunitaria y fraterna que estimule la pertenencia y la corresponsabilidad eclesial.

c) La formación bíblica pastoral acentuadamente vivencial y comunitaria.

d) El compromiso misionero de toda la comunidad que sale al encuentro de los alejados para reencantarlos con la Iglesia.

Todo este proceso logrará el surgimiento de discípulos y misioneros siempre y cuando nuestras comunidades se comprometan en la Evangelización de los bautizados que no tienen conciencia de ser discípulos, y si todos los pastores y consagrados nos renovamos y convirtamos personalmente y pastoralmente, ya que el testimonio de vida coherente es el cimiento pedagógico fundamental de la misión.

2) Segundo aspecto: los caminos hacia el encuentro con Jesús

a) La experiencia de la presencia de Jesucristo manifestada en la propia vida personal y comunitaria, en la sagrada escritura, en la eucaristía, en la vida comunitaria y en el servicio a los pobres y excluidos.

b) En la revalorización de la piedad popular

c) En el fortalecimiento de la presencia cercana de María

d) En el rescate de los testigos y mártires del Evangelio en América Latina

3) Tercer aspecto: El encuentro y la comunión

Del encuentro de persona a persona, de casa en casa, de comunidad a comunidad compartiendo dones y carismas entre iglesias, reflejando al buen pastor en la sencillez la cordialidad, la solicitud, la escucha y el servicio a los demás. En un contexto de plena comunión de todos entre sí, de éstos con sus pastores, en la unidad con el Santo Padre

4) Cuarto aspecto: La misión tarea de todos y para todos

Esta firme decisión misionera es en primer lugar la misión de cada obispo, quien en su Iglesia particular debe convocar a todos los agentes, comunidades y expresiones de la vida eclesial sin excepción. Este objetivo debe impregnar todos los planes pastorales y estructuras diocesanas. Ninguna comunidad debe excusarse de participar, como tampoco de abandonar las estructuras caducas que ya no favorezcan la transmisión de la fe.

Esto implica respetar y promover el papel privilegiado de los laicos en todas las etapas, considerando que la misión continental debe tener especial penetración en los sectores culturales, políticos y de dirigentes sociales y económicos; se debe evitar la tentación de involucrar a los laicos más comprometidos tan sólo en los servicios de la comunidad eclesial.
Los recursos para la misión

a) La convocación comunitaria, partiendo por la parroquia que aún es una referencia fundamental en el proceso evangelizador, con sus CEBs, movimientos y grupos apostólicos. A ello se debe sumar todo el potencial educativo de la Iglesia a través de sus escuelas, institutos y universidades.

b) La formación de misioneros. Todos los bautizados han se ser formados de acuerdo a su respetiva vocación y función en la Iglesia. Formación que debe estar impregnada de espiritualidad misionera y como miembros complementarios de un mismo cuerpo realizando una única misión.

c) Signos y gestos de cercanía y dignificación de los más pobres, y en donde a partir de Jesucristo se armonice la solidaridad con la promoción humana integral.

Criterios para la misión

a) Una conversión personal y pastoral, que ayude a pasar de una pastoral de conservación a una decididamente misionera, haciendo que la Iglesia se manifieste como Madre que sale al encuentro de sus hijos, como una casa acogedora, y como escuela de comunión misionera.

b) La atención a los signos culturales. Teniendo en cuenta la compleja y variada realidad de nuestro continente e Iglesias particulares, la misión, siendo única, deberá a la vez ser diversa, por eso atentos a los signos culturales de la época se debe lograr que los nuevos valores y expresiones que nacen, se enriquezcan con las buenas noticias del Evangelio, logrando una catolicidad cultural más plena.

c) En el contexto de la acción pastoral normal. La misión debe darle dinamismo a los planes pastorales vigentes, renovando las estructuras que sean necesarias. A todos nos toca recomenzar de Cristo, reconociendo que se comienza a ser cristianos por el encuentro con una persona que da una nuevo horizonte a la vida y con ello una orientación decisiva.

d) Con nuevos lenguajes. Muchos están descontentos no tanto por el contenido de la doctrina, sino por la forma de ser presentada y vivida por nosotros. No siempre comprensibles para el lenguaje contemporáneo. Sólo diversamente la fe cristiana podrá aparecer como realidad pertinente y significativa para la salvación. La fe está llamada a engendrar modelos culturales alternativos para la sociedad. Los medios de comunicación católicos por su parte, han se ser propositivos en el anuncio de los valores de la fe favoreciendo el diálogo entre Iglesia y sociedad.

Lugares de comunión para la misión

a) Las Conferencia Episcopales llamadas a promover la comunión entre las Iglesias locales y apoyar a las más débiles.

b) Las diócesis, saliendo al encuentro de los que aún no creen en Cristo; responder a los grandes problemas de su territorio; salir con espíritu materno en la búsqueda de los bautizados alejados y elaborar un plan orgánico de formación.

c) La parroquia, como lugar que asegura la iniciación cristiana de niños y adultos; iniciar en la vida cristiana a adultos bautizados no evangelizados; elaborar un proceso que los lleve a completar la iniciación cristiana y formar laicos misioneros. Reformular sus estructuras para que sean una red de comunidades y grupos, cuyos miembros se sientan y sean discípulos misioneros en comunión. Formar pequeñas comunidades que lleguen a los alejados, indiferentes o descontentos.

d) Favorecer a los movimientos y nuevas comunidades como don de Dios, llamados a acoger a muchas personas alejadas para que puedan tener una experiencia de encuentro vital con Cristo, recuperando su identidad bautismal y activa participación en la Iglesia.

e) Se hace un claro llamado a los institutos y organismos misioneros, para asumir una responsabilidad particularmente importante en la dinamización de su labor habitual, y ofrecer apoyo subsidiario a los diferentes ámbitos eclesiales.


Para ver este artículo completo de Mons. Héctor Vargas Bastidas, sdb, Obispo de Arica y Presidente del Área Eclesial de la Conferencia Episcopal de Chile. visita este enlace. http://www.iglesia.cl/especiales/oopp2008/iglesia_misionera.html

martes, 29 de septiembre de 2009

FIESTA DE SAN VICENTE DE PAUL

Este ha sido un día de mucho gozo y esperanza para toda la Familia Vicentina. En todos los lugares del mundo, en todos los lugares de Colombia de una u otra manera nos reunimos en Familia para celebrar la fiesta de San Vicente de Paúl y para dar apertura al año Jubilar con motivo de los 350 años de la muerte de San Vicente y Santa Luisa de Marillac.

En nuestro Seminario Mayor de Teología en Villa Paúl, a las 9 de la mañana nos reunimos los Cohermanos de Villa Paúl, de la Casa Provincial, el Padre Orlando Escobar del Seminario de Restrepo y dos Cohermanos de la Provincia de Perú y de Argentina que adelantan estudios en el ITEPAL, junto con algunos familiares de los seminaristas, para acompañar a en su Consagración Definitiva en la Congregación de la Misión, en la Provincia de Colombia, mediante los Votos a los jóvenes: José Alexander Correa, Ismael Enrique de la Cruz, John Jairo García, Carlos Andrés Loaiza, Jesús Ignacio Ninco, Ramiro Pinzón y John Jairo Quintero. La celebración estuvo presidida por el P. Daniel Vásquez, Visitador. Felicitaciones y adelante!!!

A las 2.00 p.m. dimos comienzo a la celebración como Familia Vicentina de la apertura del año Jubilar para celebrar los 350 años de la Muerte de San Vicente de Paúl y Santa Luisa de Marillac. En el patio interno del Seminario de Villa Paúl, hubo un momento de reflexión vicentina alrededor de unas citas de San Vicente y Santa Luisa. Luego a las 3 p.m. dentro de un ambiente muy festivo y alegre se dio inicio a la celebración eucarística presidida por el Señor Cardenal, Monseñor Pedro Rubiano Sáenz y Monseñor Jorge García Izasa, Cohermanos de las Comunidades Locales de Villa Paúl, Casa Provincial, Martiniano Trujillo, los cohermanos Orlando Escobar, Jorge Luis Rodríguez y los dos Cohermanos de las Provincias de Argentina y Perú. Más de 700 personas de la Familia Vicentina participamos en dicha celebración. Después pasamos a compartir un ágape en el patio interior del Seminario.

jueves, 10 de septiembre de 2009

AYUDA NUESTRA MISIÓN EN EL AFRICA





















































Desde 1998 nuestra Provincia Vicentina de Colombia llegó al Corazón del Africa al país de las mil colinas a llevar la Buena Noticia a los pobres como nos llama nuestro fundador... estas son unas de las fotos de esta Misión Bendita que te invitamos a apoyar económicamente para ayudar a estos hermanos... ver nuestro HOME principal para los teléfonos y preguntar cómo ayudar en esta misión... o a la formación de misioneros que serán enviados allí o los que allí están que son muy pobres también...

Gracias a Caritas, Manos Unidas de España, ayuda a las Misiones del Vaticano, Universidades de España, Oficina de Solidaridad Vicentina USA, Congregación de la Misión Roma etc etc por su gran ayuda para los Proyectos de Ebanistería, Colegio de secundaria, Casas para los pobres, educación y cooperativas para huérfanos son más de 400, programa de chivitas y vacas misioneras y en general todas las ayudas que son encausadas con la mayor trasparencia y sobre todo con mucho amor para estos hermanos africanos. Dios les bendiga a todos...

Fotos gracias al P. David Sarmiento CM, Misionero Vicentino de Gachetá (Cundinamarca) en Rwanda.

jueves, 27 de agosto de 2009

PROVINCIAS DE LA CM EN EL MUNDO

Catalogo 2009 de nuestras misiones en el planeta tres.Estrenamos nuevo diseño de la página de internet principal de nuestra provincia de Colombia con nuevos enlaces organizados, etc. Acceder dando clic sobre la fotografía.

domingo, 2 de agosto de 2009

EVANGELIZAR LA CULTURA ACTUAL

Jesús dijo: “No he venido para juzgar al mundo, sino para salvarlo” (Jo. 12, 47).

Queridos Presbíteros: (Misioneros Bautizados diría yo)

La actual cultura occidental dominante, cada vez más difundida en el mundo a través de los medios globalizados y la movilidad humana – también en los países de otras culturas – presenta nuevos desafíos altamente comprometedores en el campo de la evangelización. Se trata de una cultura profundamente acentuada por un relativismo, que rechaza toda afirmación sobre cualquier verdad absoluta y trascendente y, por eso, destroza también los fundamentos de la moral y se cierra a cualquier religión. De esa manera se pierde la pasión por la verdad, que se reduce a una “pasión inútil”. Por otra parte, Jesús se presenta como la Verdad, el Logos universal, la Razón que ilumina y explica todo cuanto existe. Posteriormente, el subjetivismo individualista, que pone al centro de todo el propio yo, acompaña al relativismo. Finalmente se llega al nihilismo, según el cual nada existe que valga la pena para entregar la propia vida y, en consecuencia, la misma vida no tiene en sí un verdadero sentido. Sin embargo, es necesario reconocer que la actual cultura dominante, posmoderna, conlleva un grande y verdadero progreso científico y tecnológico, que llena de estupor al ser humano, sobre todo, a los jóvenes. Pero el uso de este progreso no tiene siempre, como motivo principal, el bien del hombre y de todos los hombres. Le falta un humanismo integral, que sería el que podría darle su verdadero sentido y finalidad. Podríamos hablar todavía de otros aspectos de esta cultura: consumismo, libertinaje, cultura del espectáculo y del cuerpo. Es patente que todo eso produce un laicismo que no quiere la religión y hace todo lo que puede para debilitarla o, al menos, la deja sólo en el ámbito privado de las personas.

Producto de esta cultura es la descristianización, tal vez demasiado visible, en la mayoría de los países cristianos y, especialmente, en aquellos de Occidente. Ha bajado el número de vocaciones sacerdotales. Disminuido también el número de los presbíteros, sea por falta de vocaciones o por el influjo cultural en el que viven. Todo esto podría conducir a la tentación de un pesimismo descorazonador, que condena al mundo actual y que nos induciría a retirarnos en la trincheras de la resistencia.

Sin embargo Jesús afirma: “No he venido a juzgar al mundo, sino a salvarlo” (Jo. 12, 47). No podemos perder el ánimo ni tener miedo a la sociedad actual o simplemente condenarla. ¡Hay que salvarla! Cada cultura humana – también la actual – puede ser evangelizada. En cada cultura existen las “semina Verbi”, como horizontes de apertura al Evangelio. Con toda seguridad también existen en nuestra actual cultura. Sin duda, también los así llamados “post-cristianos” podrían sentirse tocados y podrían reabrirse si fueran acompañados hacia un verdadero encuentro personal y comunitario con la persona de Jesucristo. En tal encuentro, cada persona humana de buena voluntad puede allegarse a El. El ama a todos y llama a la puerta de todos porque quiere salvar a todos sin excepción. El es la Vida, la Verdad y la Vida. Es el único mediador entre Dios y los hombres.

Queridísimos Presbíteros, nosotros, pastores, hoy somos llamados, con gran urgencia, a realizar la misión, sea “ad gentes”, sea en las regiones de países cristianos en los que tantísimos bautizados se han alejado al no participar en nuestras comunidades o, quizás, han perdido la fe. No podemos tener miedo o quedarnos inmóviles dentro de nuestra casa. El Señor ha dicho a sus discípulos: ¿Por qué tenéis miedo, hombres de poca fe? (Mat. 8, 26). “Que no se turbe vuestro corazón. Tened fe en Dios y tened fe en mi” (Jo. 14, 1). “No se enciende una luz para ponerla debajo del celemín sino sobre el candelero para que alumbre a todos los que están en la casa” (Mt. 5,15) “Id a todo el mundo y predicar el Evangelio a toda creatura” (Mt. 16, 15). “Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo” (Mt. 28, 20).

No esparciremos la semilla de la Palabra de Dios sólo desde la ventana de nuestra casa parroquial, sino que iremos al campo abierto de nuestra sociedad, comenzando por los más pobres, llegando a todos los niveles e instituciones de la sociedad. Iremos a visitar a las familias, a todas la personas, iniciando sobre todo por los bautizados alejados. Nuestro pueblo quiere sentir la proximidad de su Iglesia. Lo haremos yendo hacia la sociedad actual, con gozo y entusiasmo, seguros de la presencia del Señor en medio de nosotros y convencidos de que será El quien llamará a las puertas de los corazones de aquellos a quienes hablaremos de El.

Cardenal Cláudio Hummes
Arzobispo Emérito di San Pablo
Prefecto de la Congregación para el Clero

La imagen la tomé de: http://www.seguimoscaminando.org.ar/misioneros/escuelasanandres.htm

miércoles, 20 de mayo de 2009

FAMILY TREE PROJECT OF THE FAMVIN

DESARROLLO GENEALÓGICO DE LA FAMILIA VICENCIANA

Betty Ann McNeil, Hija de la Caridad

(Provincia de Emmitsburgo, Maryland, U.S.A.)

Desde 1617 la Familia Vicenciana ha ido creciendo hasta incluir varios centenares de agrupaciones femeninas y masculinas, laicas y religiosas, católicas y no católicas. Este hecho es un testimonio evidente del fuerte impacto que ha producido la vida de un hombre extraordinario, del que se celebrarán en el año 2.000 los cuatrocientos años de ordenación sacerdotal. Este aniversario nos recordará una vez más la extraordinaria herencia de caridad y evangelización que Vicente de Paúl (1581-1660) dejó a su descendencia espiritual.

Desde su origen en Francia en el siglo XVII el espíritu de san Vicente, su misión y sus Reglas, adaptándose a muy diversas culturas, ha venido a convertirse en un árbol frondoso. Las ramas más importantes son las asociaciones con las que san Vicente tuvo relación personal directa, las que le reconocen como su patrón, y también las que han sido fundadas por miembros de las que fundó él mismo. Otra rama importante la forman las muchas congregaciones fundadas sobre las Reglas Comunes de las Hijas de la Caridad, reglas que son fruto de la colaboración durante más de treinta años entre san Vicente y santa Luisa de Marillac (1591-1660)1. En otras ramas del árbol vicenciano se encuentran varias instituciones que participan de la vocación de san Vicente de servir a Jesucristo en los pobres con un espíritu de sencillez, humildad y caridad.

Objetivo

El Vincentian Studies Institute, dedicado a promover el interés por la herencia vicenciana, nos encomendó el trabajo de investigar desde un punto de vista genealógico el desarrollo histórico de la Familia Vicenciana en todo el mundo.2 El resultado de este trabajo, bautizado como Family Tree Project, ha sido The Vincentian Family Tree (El árbol genealógico de la familia Vicenciana), que puede proporcionar datos de interés para futuras investigaciones.3

El Family Tree Project se ha servido de criterios diversos para delimitar grupos diferenciados dentro de la amplia Familia Vicenciana. Se han usado categorías de varios niveles para definir el grado de relación con san Vicente de Paúl mismo y con las instituciones-tipo que él mismo fundó. Este estudio genealógico ha tenido en cuenta agrupaciones católicas y no católicas, congregaciones religiosas, sociedades de vida apostólica, asociaciones laicas masculinas y femeninas, como criterios para identificar los grupos que confiesan algún tipo de parentesco con Vicente de Paúl. La clasificación usada por el padre Raymond Chalumeau, C.M., nos proporcionó el marco básico para desarrollar nuestros propios criterios para este estudio.4 Vimos la necesidad de crear criterios nuevos, así como también factores para delimitar el grado de afinidad y de relación con san Vicente. Desde un punto de vista genealógico, la afiliación con las fundaciones del mismo san Vicente y de sus Reglas Comunes presenta la relación más cercana, mientras que las fundaciones hechas por miembros de las instituciones de san Vicente guardan una relación más distante.

Metodología

El trabajo de investigación ha procedido yendo simplemente de lo conocido a lo desconocido. En un primer momento se hizo el trabajo de localizar, organizar y tomar nota de las pocas listas de comunidades Vicencianas que se han publicado en Europa, sobre todo en Francia, España e Italia.5 Nunca se ha publicado, sin embargo, una lista completa de alcance internacional, lo que sí se hace en The Vincentian Family Tree.

La metodología usada aquí ha supuesto una investigación internacional, y también consultas amplias a expertos en vicencianismo, religiosos individuales y Conferencias de Superiores Mayores. Uno de los instrumentos de investigación reunía datos básicos de identificación y aspectos históricos en relación a algunos criterios específicos. Se pidió a los encuestados que sugirieran información sobre otros grupos que tal vez pudieran ser también incluidos en el estudio.

La encuesta, escrita en inglés, contenía un cuestionario de dos páginas, carta explicativa, un sobre con nuestra dirección para su devolución, y un módulo de referencia para identificar los posibles grupos. Se tradujo todo ello al francés, castellano, italiano y alemán. Se usó un sistema ordenado en varios niveles para recoger los datos, lo que exigió un trabajo de investigación histórica y de otros tipos. Se identificaron en algunas publicaciones de carácter general (tales como National Catholic Directory, The New Catholic Encyclopedia, Annuario Pontificio y el Dizionari degli Istituti di Perfezione) las congregaciones que pudieran tener algún tipo de relación con la Familia Vicenciana fijándonos en el título de la congregación (por ejemplo, si incluían en él las palabras "Vicente de Paúl" o "Caridad"), lugar de origen, semejanza de misión y/o de espíritu. También se usó la información sobre otros posibles grupos proporcionada por los encuestados.

La clasificación de los datos recogidos permitió el análisis desde algunas variables-clave. Primero, se organizaron los datos por código de identificación para expresar criterios de afinidad, país de origen y año de fundación. Una segunda clasificación según cada uno de esos criterios tomó la forma de una ordenación alfabética de los nombres de las diversas instituciones. Un código de identificación informa sobre si una congregación dada ha permanecido sin cambios esenciales desde su fundación, o bien si se ha separado de la congregación original, o bien si han salido de ella otras ramas que han llegado a ser autónomas posteriormente. El código indica también si la congregación original se ha unido a otra de alguna manera (incorporación, unión, etc.). Otro código se refiere a comunidades que al presente pertenecen a alguna federación, tal como la Federación Vicenciana (Föderation Vincentinischer Gemeinschaften) en Alemania, o la Federación de Hermanas de la Caridad (Sisters of Charity Federation), conocida antes como la Federación Elizabeth Seton (the Elizabeth Seton Federation) en los Estados Unidos. Para facilitar el manejo de los datos y para encontrarlos con facilidad, se dan referencias cruzadas para cada institución. El informe final contiene ilustraciones y un índice amplio.

Investigación internacional

Se recibieron datos hasta marzo de 1995, cuando comenzó su análisis. Se consultó sobre el proyecto a unas cincuenta personas (misioneros, expertos en vicencianismo, superiores, o que lo habían sido, de varias congregaciones). También se pidió ayuda para identificar posibles comunidades diocesanas a Visitadoras y superioras regionales de las Hijas de la Caridad, y también a unas 65 de las aproximadamente 170 Conferencias de Superiores Mayores en todo el mundo.

En enero de 1993 se hizo en Norteamérica un test del cuestionario en inglés. Seis meses

después se envió en las diversas lenguas a otros países a las comunidades que habían sido descubiertas por investigación histórica o de otros tipos. Fueron interrogadas 137 comunidades en Africa, América (del centro, norte y sur), Asia, Australasia y Europa. Respondieron alrededor del 90%. (En algunos casos fue el propio fundador quien respondió al cuestionario!

La Conferencia de Superioras Mayores de Religiosas en Alemania tradujo el cuestionario al alemán; el organismo paralelo de Gran Bretaña lo distribuyó entre sus miembros en su boletín informativo. Esos gestos de generosidad permitieron descubrir comunidades diocesanas que no aparecen en el Annuario Pontifizio, pues éste incluye sólo las congregaciones de derecho pontificio. Algunos comentarios interesantes dieron ocasión a nuevos descubrimientos. Por ejemplo: "Una vez, hablando con un cohermano en Africa, me dijo de ciertas hermanas en Tanzania que seguían la Regla de san Vicente de Paúl"; "Me encontré un grupo de hermanas en México que se llamaban 'Hijas de la Caridad', pero no creo que pertenezcan a la congregación de la rue du Bac".

Resultados

Se han identificado 268 sociedades de vida apostólica, 239 institutos de vida consagrada, 21 asociaciones laicas y 8 congregaciones anglicanas, que presentan al menos uno de los criterios previstos en el proyecto. Casi la mitad de ellos reúnen más de un criterio, y podrían ser clasificados en diferentes categorías. Quince instituciones tienen como propio el espíritu de sencillez, humildad y caridad, además de haber tenido como fundador/a una hija de la caridad o un sacerdote de la Congregación de la Misión. Además de esos institutos, cuya relación principal es haber adaptado las Reglas Comunes, hay otros treinta que tienen las mismas Reglas. El servicio a los pobres es el carisma fundacional para otras setenta instituciones; de ellas, trece hacen referencia explícita a los enfermos pobres; otras ocho hacen un cuarto voto de servicio a los pobres.

Para estructurar el sistema de clasificación de este estudio se escogió un criterio como preferente para hacer una relación adecuada. El informe final resume toda la información a nuestro alcance correspondiente a cada grupo, y lo clasifica sólo una vez según el grado de afinidad con san Vicente. Sin embargo, hemos creado una categoría separada para señalar las fundaciones que tuvieron como fundador o fundadora a un miembro, o ex-miembro, de la Compañía de las Hijas de la Caridad o de la Congregación de la Misión.

El informe muestra que 99 fundadores/as escogieron a san Vicente de Paúl como patrono de su institución correspondiente, y que otros 75 escogieron o adaptaron las Reglas Comunes de las Hijas de la Caridad para su propia fundación. Docenas de miembros de las dos compañías fundadas por san Vicente han sido a su vez fundadores/as.

He aquí el resumen de los resultados según cada criterio:

  • San Vicente mismo fundó dos institutos y dos asociaciones laicas.

  • 50 institutos, siete congregaciones anglicanas y un instituto secular adoptaron las Reglas Comunes de san Vicente de Paúl, o al menos incorporaron la sustancia de ellas en sus propias reglas.

  • San Vicente fue mentor, consejero, o intervino de alguna manera, en 9 instituciones.


  • 39 instituciones y 5 asociaciones laicas fueron fundadas por miembros, o ex-miembros, de la Congregación de la Misión.

  • 19 instituciones y dos asociaciones laicas fueron fundadas por miembros, o ex-miembros, de la Compañía de las Hijas de la Caridad.

  • 3 instituciones fueron fundadas por miembros laicos de la Familia Vicenciana.

  • Hijas de la Caridad o miembros de la Congregación de la Misión fueron mentores para la fundación de 4 instituciones y 3 asociaciones.

  • 3 asociaciones laicas han recibido una gran influencia por parte de miembros de la Congregación de la Misión o de la Compañía de las Hijas de la Caridad.

  • 99 instituciones y una asociación laica tienen a san Vicente de Paúl como uno de sus patronos.

  • 5 instituciones, una congregación anglicana y dos asociaciones laicas profesan el mismo espíritu que la Congregación de la Misión o las Hijas de la Caridad.

  • 6 instituciones han adoptado con un énfasis muy particular el carisma vicenciano de evangelización y servicio de los pobres.

  • 7 instituciones y una asociación laica están relacionados, pero de alguna otra manera.

  • Para otras 26 instituciones haría falta un estudio posterior más detallado.

Reglas Comunes de las Hijas de la Caridad

De las 50 comunidades que usan o que han adaptado lo que comúnmente se conoce como Reglas de san Vicente de Paúl, muchas han tomado a san Vicente como patrono, y pueden además haber sido fundadas por un miembro de la Congregación de la Misión o de las Hijas de la Caridad.6 Estos son ejemplos del caso, bastante frecuente, de instituciones que cumplen más de un criterio. Según la información que tenemos, 80 instituciones católicas siguen en sustancia las Reglas Comunes de las Hijas de la Caridad; 27 de ellas fueron fundadas por una hija de la caridad o por un miembro de la Congregación de la Misión.

Antes del Concilio Vaticano II y del Código de Derecho Canónico de 1983, algunas instituciones se afiliaron a las Hijas de la Caridad o a la Congregación de la Misión por medio de lazos espirituales no jurídicos. Este tipo de afiliación suponía una participación espiritual en los sufragios, indulgencias, oraciones y méritos de todos los miembros de la Congregación de la Misión. Varias instituciones obtuvieron este privilegio: las Hijas de la Caridad del padre Filippone (1727, Italia), los Oblatos de María Inmaculada (1816, Francia), el Instituto del Nazareno (1865, Italia), las Hermanas de la Eucaristía (1889, Grecia), las Hermanas de la Caridad de San Vicente de Paúl de Paderborn (1841, Alemania), las Hermanas Sirvientes de los Pobres (1880, Italia), y los Misioneros Siervos de los Pobres (1887, Italia). Las Hermanitas de la Medalla Milagrosa (1892, Francia) se afiliaron con la Asociación de la Medalla Milagrosa en París. El ejemplo más reciente, de 1994, es la afiliación de las comunidades que pertenecen a la Federación Vicenciana en Alemania.7

Unión con París

En 1850 no una sino dos comunidades se unieron a las Hijas de la Caridad. Estas fueron: las Hermanas de la Caridad de San José, fundadas por santa Isabel Ann Seton (1774-1821; canonizada en 1975) en 1809, en Emmitsburgo, Maryland, en los Estados Unidos; las Hermanas de la Caridad de San Vicente de Paúl, fundadas en 1841 en Graz, Austria, durante el episcopado de Romanus Francis Xavier Sebastian Zängerle, O.S.B., obispo de Graz (1824-1848).8 Posteriormente se han unido también a las Hijas de la Caridad de París: las Hermanas Enfermeras de Châlons-sur-Marne (1856), las Hermanas de la Caridad de Salzburgo (1882), las Hermanas de Santa Ana de Villiers-sur-Marne y Ormesson (1941), las Hermanitas de María Inmaculada (1963), las Marienschwestern o Hermanitas de María de la Medalla Milagrosa (1964).

En los tiempos anteriores a la elección de Jean Baptiste Etienne, C.M., como superior general (1843-1874), parece que existían ciertas prevenciones hacia la unión de otras comunidades con las Hijas de la Caridad de París. Por ejemplo, a petición de la emperatriz Carolina Augusta de Austria se fundó en Viena una comunidad de religiosas para atender a los enfermos en sus casas. Deseaba ella una fundación inspirada por las Reglas Comunes de las Hijas de la Caridad. Como no pudo conseguir la colaboración de las Hijas de la Caridad de París para la formación de las candidatas de la nueva institución, la emperatriz consiguió una copia de las Reglas de san Vicente de un instituto de Hermanas de la Caridad de Galicia que había tenido su origen en Varsovia (1652, Polonia) de una fundación hecha por san Vicente y santa Luisa.9

Origen geográfico

Las instituciones estudiadas en este proyecto se han esparcido por todo el mundo: 75% en Europa, sobre todo en la Europa occidental (193); 13.5% en América, sobre todo en Norteamérica (22) y América Central (10); 9.32% en Asia; 1.8% en Africa, y 4% en Australasia.

Aunque muchos obispos pedían hijas de la caridad para sus Diócesis, con frecuencia la compañía no podía responder a la petición. Por ello muchos obispos colaboraban entre sí para fundar comunidades diocesanas, echando mano de o adaptando el modelo vicenciano. Corrían entre ellos muchas copias no garantizadas de la regla de san Vicente, y sobre ese modelo creaban réplicas de la Compañía de las Hijas de la Caridad para responder a necesidades pastorales urgentes en muchos lugares.

Este fenómeno coincidió con la época revolucionaria de finales del siglo XVIII, que destruyó las instituciones religiosas en la mayor parte de la Europa católica. Luego hubo un renacimiento a lo largo del siglo XIX. Además, los viajes de exploración y de colonización europeos pusieron en marcha un amplio éxodo hacia las tierras descubiertas, fenómeno que creó nuevas necesidades pastorales en buena parte del mundo. Los misioneros europeos se dieron cuenta de la necesidad de vocaciones nativas para una evangelización eficaz.

Evangelización misionera

Luisa de Marillac y Vicente de Paúl enviaron a sus hijas e hijos como misioneros a Polonia, Irlanda y Madagascar, donde posteriormente estos mismos fundaron comunidades nativas. Por ejemplo, las Hermanas de la Santa Fe (Irlanda, 1867), las Hermanitas de María Inmaculada (Madagascar, 1934), y otras varias. El padre Vicente Lebbe, C.M., por ejemplo, misionero belga, en China, en los comienzos del siglo XX promovió maneras de superar las diferencias culturales y lingüísticas. Lebbe defendió con constancia la necesidad de inculturación del evangelio por parte de los misioneros europeos, y lo hizo sobre todo a través de creación de religiosos y de clero nativo. Lebbe fundó la Congregación de San Juan Bautista (1928, China), y las Hermanitas de Santa Teresa del Niño Jesús (1929, China). Estas congregaciones mantuvieron la fe durante los años de poder comunista.

En América, las Hermanas de la Caridad de San Vicente de Paúl de Satu-Mare (1842, Rumanía) establecieron una misión en Estados Unidos que se dividió en dos congregaciones diocesanas: las Hermanas Vicencianas de Caridad (1902, Pittsburg; 1928, Bedford). El padre José Vilaseca, C.M., fundó los Hermanos Josefinos (1872) y las Hermanas Josefinas (1877, para llenar el vacío creado en México por la expulsión de sacerdotes y religiosos.

Otras fundaciones de estilo vicenciano en países de misión incluyen las Hermanas de la Inmaculada Concepción (1901, China), las Hijas del Sagrado Corazón (1914, China), las Hijas de Santa Ana de Kanchow (1920, China), la Congregación Vicenciana (1927, India), las Hijas de María, Madre de Misericordia (1961, Nigeria), las Hermanas Misioneras de los Pobres de Cristo (1978, Filipinas), las Hermanas Misioneras de la Presentación (1987, El Salvador), y otras que están ahora mismo trabajando con mucha valentía en la Iglesia del Silencio.10

Fecha de fundación

Muchos factores han influido en el crecimiento y la rápida difusión de las fundaciones de Vicente de Paúl. El fundamental ha sido que la originalidad de la Regla que san Vicente dio a sus hijas de la caridad ha resultado ser muy atractiva para otras muchas personas.

En 1646 san Vicente presentó la Regla al que luego sería arzobispo de París Jean François de Gondi (16654-1662) para su aprobación.11 Este primer documento fue el resultado de una experiencia de trece años del trabajo en las parroquias de las primeras hermanas de la Cofradía de la Caridad de las Sirvientas de los Enfermos Pobres. En colaboración con Luisa de Marillac, conocida como señorita LeGras, san Vicente quiso responder a las condiciones sociales y religiosas de la Francia del siglo XVII con esta versión primitiva de la Regla.

Las Hijas de la Caridad de san Vicente de Paúl nacieron por evolución de las Cofradías de la Caridad de base parroquial.12 Como modelo prototipo de reglas para el apostolado femenino esa Regla no sólo supuso un cambio revolucionario en el statu quo, sino que se debió sin duda a una inspiración del Espíritu; por eso ha durado tanto.

Aunque no fueron los primeros en intentarlo, san Vicente y santa Luisa fueron los primeros en conseguirlo en gran escala.13 Muchas influencias han producido la levadura de caridad que ha creado la amplia Familia Vicenciana en el mundo de hoy. Entre ellas, hay que destacar como más importantes las Reglas Comunes de Vicente de Paúl.

Muchos obispos de Francia y de fuera de ella adoptaron muy pronto las Reglas y el estilo apostólico de san Vicente, y las adaptaron para responder a las necesidades pastorales de sus Diócesis. Se necesitaban también congregaciones de mujeres para la educación en las escuelas que empezaron a aparecer entonces, sobre todo para la educación de niñas. Este fenómeno supuso un nuevo grado de promoción de la mujer para el apostolado.

La misión Vicenciana a través de los siglos

El rostro de la pobreza comenzó a cambiar en el siglo XVII, lo que exigió nuevas maneras de enfrentarse a ella. Creció la pobreza en las ciudades, mientras Francia seguía olvidando la pobreza rural. El capitalismo comenzó a abrirse paso en unos tiempos de renacimiento cultural, reforma religiosa y crecimiento del protestantismo. Buena parte de Europa ponía sus ojos allende los mares con la esperanza de nuevas oportunidades.

Este estudio ha identificado unas 100 comunidades que tienen a san Vicente como patrono. Solamente Bélgica ha tenido más de 50 comunidades diocesanas conocidas como Hermanas de la Caridad de San Vicente de Paúl. Hijos e hijas de las fundaciones del mismo san Vicente han fundado alrededor de 60 comunidades diferentes en al menos nueve países alrededor del mundo; la tercera parte de ellas en China. Unos cuarenta fundadores o bien adaptaron las Reglas Comunes de san Vicente, o bien las adoptaron para sus propias fundaciones desde 1660, año en que murieron Luisa de Marillac y Vicente de Paúl. Algunos ejemplos de estas fundaciones de siglos diferentes incluyen: las Hijas de la Caridad de la Santa Anunciación de Ivrea (1774, Italia), la Sociedad Anglicana de la Sagrada Misión (1894, Gran Bretaña), las Hermanas de la Caridad del cardenal Sancha (1869, Cuba), las Hermanas de la Providencia de Holyoke (1892, U.S.A), el Instituto de Caridad (1924, Brasil).

Siglo XVIII

Europa se dedicó a explorar, colonizar y conseguir riquezas en Africa, Asia y América.

En 1743, menos de diez años después de su canonización, se construyó en Laval, Quebec, la iglesia de San Vicente de Paúl, primera parroquia bautizada con el nombre del gran apóstol de la caridad.

Con la mejora de los transportes por tierra creció a la vez la pobreza en las ciudades de Europa. Ya en 1727, en Palermo, Sicilia, las Hijas de la Caridad del padre Nicolás Plácido Filippone tomaron a san Vicente como patrono de su institución, dedicada a los enfermos, huérfanos y viudas. Tal vez haya sido ésta la primera institución que lo hizo fuera de Francia. Ante el problema de adaptación cultural del evangelio, los misioneros con frecuencia reunían grupos de mujeres nativas y las formaban siguiendo el modelo de san Vicente. En China, los misioneros de la Congregación de la Misión fundaron varias instituciones de este estilo, comenzando ya en 1750, fecha de la fundación de las Hijas de la Caridad de Tonkin. Esta institución tiene la distinción de ser la primera comunidad fundada fuera de Europa.14

Una serie de factores, tales como revoluciones, índices de natalidad crecientes, emigraciones internas, y urbanización, produjeron emigraciones masivas a tierras lejanas, y a la vez nuevas carencias sociales. Muchos obispos europeos intentaron reproducir el modelo vicenciano en sus propias Diócesis. Por ejemplo: las Hermanas de la Caridad de Trecate (1733, Italia), las Hermanas de la Caridad de Estrasburgo (1734, Francia), las Hermanas de San Vicente de Paúl de Rumbeke (1756, Bélgica), la Hermandad Hospitalaria de la Santa Cruz (1790, España), las Hermanas de la Caridad de San Vicente de Paúl de Mallorca (1798, España).

Siglo XIX

La revolución francesa, que comenzó en 1789, obligó a las comunidades a dispersarse, y a muchos de sus miembros a emigrar a otras naciones. Muchos de ellos mantuvieron la tradición Vicenciana y la incorporaron en instituciones nuevas y grupos de laicos. Ejemplos: las Hermanas de la Caridad de Santa Juana Antida (1799, Besançon), comunidades diocesanas en Austria y en Alemania conocidas como las Hermanas de la Caridad de San Vicente de Paúl, fundadas en Zams (1823), Munich (1832), Innsbruck (1839), Mainz (1839), Graz (1841), Paderborn (1841), Friburgo (1846). Así se fue ampliando poco a poco el panorama de influencia Vicenciana.

El éxito de las cofradías parroquiales de caridad de san Vicente y la agilidad apostólica de sus fundaciones no de clausura, proporcionaron modelos muy adecuados para responder a necesidades sociales urgentes de los pobres y de la emergente clase media. Sor Rosalía Rendu, hija de la caridad (1786-1856), orientó a Federico Ozanám (1813-1853) en el trabajo de la caridad práctica, orientación que fue un elemento importante en la fundación de las Conferencias de San Vicente de Paúl (1833, Francia), una institución que comprometía a los laicos en el trabajo por los pobres.

La emigración europea llevó consigo las semillas del espíritu vicenciano al otro lado del Atlántico. Este hecho, junto con el impacto producido por la colonización de las Américas, movió a Luis William Valentine Dubourg, S.S. (1766-1833), a invitar a la viuda Isabel Ann Bayley Seton (1774-1821) a fundar una escuela católica para niñas en Baltimore (1808), y después, en 1809, a fundar una congregación femenina. En 1816, siendo obispo de Luisiana (1815-1826), Dubourg invitó al padre Félix de Andreis, C.M. (1778-1820) y al padre José Rosati, C.M. (1789-1843) (primer obispo de San Luis, Missouri, 1827-1843) a establecer la primera misión Vicenciana en Norteamérica.15

Los sulpicianos franceses establecieron vínculos de amistad con Isabel Ann Seton, que llegó a ser la primera persona canonizada en los Estados Unidos. Los sulpicianos obtuvieron la Regla de san Vicente de Paúl para las Hermanas de la Caridad de San José, la primera institución religiosa femenina fundada en los Estados Unidos (Emmitsburgo, 1809).16 De esta fundación nacieron otras varias llamadas también Hermanas de la Caridad de San Vicente de Paúl. Fueron fundadas en Nueva York (1846), Cincinnati, Ohio (1852), Convent Station, New Jersey (1859), Greensburgo, Pennsilvania (1870), y Halifax en Canadá (1856).17 Las religiosas de Nôtre- Dame-du-Sacré-Coeur (1924, Canadá) procedieron de las Hermanas de la Caridad de la Inmaculada Concepción (1854, Canadá). Todas estas instituciones forman ahora la Federación de Hermanas de la Caridad, que comenzó en 1947 como un esfuerzo de colaboración para promover la canonización de la madre Seton. Estas comunidades y otras que participan del carisma vicenciano están hoy unidas en proyectos de acción que fomentan la misión de la Compañía de la Caridad.

Siglo XX

Dos guerras mundiales, crisis económicas, comunismo, nacismo y fascismo llevaron a la humanidad a niveles más altos de complejidad de las necesidades sociales. El clamor de las naciones pobres de hoy sigue suscitando iniciativas nuevas en su favor. Entre las nuevas ramas de la caridad Vicenciana se encuentran los Hijos de la Caridad (1918, Francia) dedicados a servir a los pobres; los Misioneros Catequistas (1950, Panamá), que se dedican a la pastoral y a la catequesis en Panamá; las Misioneras de María Inmaculada, Siervas de los Obreros (1952, España), que se dedican a evangelizar a obreros jóvenes y adultos. La misión ad gentes ha dado un nuevo impulso a la evangelización, esparciendo a la vez semillas nuevas de vida religiosa en países varios como Nigeria, El Salvador y la Iglesia del Silencio. Después del Concilio Vaticano II se han creado otras diecisiete fundaciones nuevas en diversos países.

Agrupaciones

Dentro de la gran Familia Vicenciana en su sentido amplio son de notar varias agrupaciones o federaciones. Entre las más antiguas se encuentra la que procede de las Hermanas de la Caridad de Estrasburgo (1734, Francia). Su descendencia espiritual, dispersada durante la revolución francesa, forma ahora la Federación Vicenciana en Alemania, unida bajo el patrocinio de san Vicente de Paúl. Las Hermanas de la Caridad de Graz (1841, Austria) nacieron de la raíz de Estrasburgo a través de una rama en Munich; se unieron a las Hijas de la Caridad de París en 1850. Sor Leopoldina Brandis, hija de la caridad (1815-1900) fue su primera Visitadora; ésta fundó en 1878 un grupo de enfermeras seglares para asistir a los enfermos, grupo que se convirtió en el Marienschwestern, comunidad religiosa femenina (también conocidas como Hermanas de María de la Medalla Milagrosa). En 1964 sor Susana Guillemin, superiora general de las Hijas de la Caridad de París, recibió en la compañía a setenta y nueve hermanas de ese grupo de la provincia de Austria.

Inspirado por una biografía de san Vicente de Paúl el obispo Clemens Droste zu Vischering fundó las Hermanas de la Misericordia de Münster (1808, Alemania) para servir a los pobres, los enfermos y los necesitados. El obispo incorporó muchas ideas de san Vicente en la regla que escribió él mismo. Esa regla se convirtió en modelo para otros fundadores, en especial para el obispo Joannes Zwijsen, quien sobre esa misma base fundó varias comunidades en Holanda. Peter Joseph Triest quiso inspirarse en el espíritu de san Vicente y sobre el mismo espíritu fundó tres congregaciones en Bélgica para servir a los pobres.

Para preservar la fe entre los católicos a través del espíritu misionero, la familia Trinitaria (U.S.A.), fundada por el padre Thomas A.Judge, C.M., incluye: el Apostolado Misionero del Cenáculo (1909, Nueva York), los Siervos Misioneros de la Santísima Trinidad (1912, Filadelfia), y los mismos en 1929, en Mobile; hay una rama laica de reciente fundación: el Instituto Misionero de la Santísima Trinidad (1964, Nueva York).

Otros varios fundadores tomaron elementos del carisma vicenciano para aplicarlos a institutos creados por ellos. Por ejemplo: san Luis Griñón de Monfort y la beata Louise Trichet, san Pablo de la Cruz, san Gaspar de Bufalo, san Carlos José Eugene Mazenod, san Juan Bosco y la madre Teresa de Calcuta.18

El carisma vicenciano ofrece también un atractivo de alcance ecuménico que ha inspirado, por ejemplo, a Florence Nightingale (1820-1910) y a Theodore Fliedner (1800-1864). F. Nightingale aprendió la técnica de asistencia a los soldados en tiempo de guerra de las Hijas de la Caridad de París antes de fundar su propio grupo laico de enfermeras llamado la Asociación Anglicana de Caridad. Fliedner, un pastor evangélico protestante, inspirado por las obras de caridad vicencianas y por la organización de las hijas de la caridad en sus viajes por Europa (especialmente por Holanda e Inglaterra), fundó un grupo de diaconisas laicas en Alemania en 1836.19 La Sociedad de la Santa Cruz (Inglaterra, 1855) fue fundada para el clero anglicano. Después de su conversión al cristianismo por influencia de la Medalla Milagrosa, Alfonso de Ratisbonne fundó dos comunidades para promover el diálogo entre cristianos y judíos: las Hermanas de Nuestra Señora de Sión (1843, París) y los Padres de Sión (1852, París).

Un autor nos informa de que incluso los cuáqueros llegaron a pensar en fundar una institución religiosa de enfermeras parecida a la de las Hijas de la Caridad.20 A pesar de la naturaleza secular, en términos canónicos, de las Hijas de la Caridad, su llamativo uniforme religioso (en particular la gran "cornette") ejercía un gran atractivo en algunos fundadores, entre ellos en el obispo Horace Potter y en Miss Harriet Starr Cannon (1824-1896), cuya Comunidad Anglicana de Santa María (1865, Nueva York) adoptó un hábito y una cofia muy parecida a la "cornette" de las hijas de la caridad francesas.

En Gran Bretaña el Movimiento de Oxford fue un semillero de instituciones religiosas en la iglesia anglicana.21 Uno de sus líderes, el reverendo Edward Bouverie Pusey (1800-1882), dijo: "Newman y yo hemos llegado por separado a la conclusión de que necesitamos Hermanas de la Caridad en la iglesia anglo-católica".22 Pusey consiguió una copia de las Reglas Comunes de las Hijas de la Caridad, copia que usó para redactar la regla de las Hermanas Anglicanas de la Santa Cruz.

Una red mundial de caridad

Los hallazgos del Family Tree Project pueden servir como referencia a responsables de comunidad, a los miembros y a los expertos. The Vincentian Family Tree (El árbol de la familia vicenciana) es la única compilación internacional de todas las comunidades que se sabe pertenecen a la Familia Vicenciana, en su sentido amplio, del gran patriarca de la caridad, san Vicente de Paúl. Esta obra única contiene ilustraciones e información condensada da cada una de las 268 comunidades, en la que se describe su fundación (fecha, lugar, nombre del fundador), misión, y la dirección de la sede generalicia (si existe). Para facilitar investigaciones posteriores, se da información bibliográfica para cada caso, además de un índice amplio. Los apéndices incluyen clasificación de las comunidades estudiadas según los criterios usados en la investigación, así como las direcciones de los grupos organizados en diversos países dedicados a promover los estudios vicencianos.

El Vincentian Studies Institute abriga la esperanza de que la publicación de The Vincentian Family Tree (El árbol de la familia Vicenciana) servirá para alimentar nuestro aprecio por la visión de san Vicente. Que esa visión nos inspire para guardar viva la llama de su celo y para continuar hacia el futuro su legado de evangelización y de caridad, adaptándolo a las cambiantes necesidades sociales.